lunes, 19 de noviembre de 2012
Más de lo mismo...
jueves, 4 de octubre de 2012
La VIDA, ese malévolo invento
La vida es premeditada, siempre hay un porqué para hacer llegar un nuevo ser al mundo.
La vida es ilusionista, de pequeño quiero ser bombero, de mayor quiero no morir.
La vida es tangible, un trozo de carne en charco de sangre puede representarla bien.
La vida es valiosa, por ella se pagan recompensas, se llora, aclama, venera y suspira.
La vida es didáctica, de lo vivido por algunos, se educan a unos pocos.
La vida es egocéntrica, se cree valiosa por encima de las demás cosas por haber.
La vida es diplomática, por conservarla se pueden llegar a pactar mil y un tratos.
La vida es omnipresente, desde un mosquito a una ballena; desde un esclavo a un político.
La vida es rencorosa, llegar al mundo es la cuenta atrás para la venganza de la muerte.
La vida es consumista, desde un pañal, preservativo, luna de miel, biagra, hasta una lápida.
La vida es viciosa, piensa y hace cosas aunque sepa que están mal, y repite.
La vida es dócil, basta una mirada, una herencia, un tropezón, un mal lugar, un día de mala suerte.
La vida es bella, aunque no lo sea el maquillaje con el que se pone guapa todos los días.
La vida es superficial, con el título se compra el contenido, sin hablar de libros.
La vida es amiga, y enemiga cuando se lo lleva.
lunes, 17 de octubre de 2011
Burla al pasado imperfecto
Me burlo de mis ojos cuando lloro. Esas lágrimas son la leve expresión de un muchacho con ansias de desahogarse como jamás lo había hecho. ¿Por qué? Pensarán ellos, a todo el mundo, bizco o menos bizco, le gusta probar cosas nuevas.
Salgo a la calle en un día soleado y me empapo creyendo que está lloviendo. ¡Qué tonterías que dice este tío! Si cuando la imaginación de un ser humano se junta con sus pensamientos se puede hacer una teoría.
Ríete, estás en tu derecho. El Artículo 20 de la Constitución Española de 1978 así lo reconoce como una forma de “expresión”, el derecho fundamental convertido en un mero gesto hacia la locura de un sistema nervioso contagiado por el Siglo XXI.
Nadie llama al teléfono y te crees el ser con mayor paz interior y exterior posible; si te llaman haces prejuicios selectos de cuándo apretar el botón verde; si te cuelgan, ejerces el comodín de la rellamada; apágalo y mañana es otro día.
Pisas una mierda y te da buena suerte, pero llevar las suelas de los zapatos tipo escarabajo pelotero, quiere decir que por más que hayas pisado mierda en tu vida, eso no va a cambiar el rumbo de los acontecimientos. Cuanta más mierda, peor huele, igual suerte.
Ser desperfecto de dones, ser despojado de intenciones. Abrazando las sábanas de la cama y recordando aquel día en que tu ropa interior, eran pañales; quien más te quiere, tu mejor sirvienta; tu hobbie preferido, pasar de todo.
Palabras abstractas de significado unipersonal, que nadie entiende cuál es su fin u objetivo. Ánimo de lucro escondido, pero con grandes dosis de ánimo de júbilo para el que lo escribe; ánimo de aburrimiento, pero con pequeñas dosis de misterio, el que lo lee.
Me sacio a carcajadas del que recuerda el pasado y se amarga al verme vivir, pero me siento orgulloso al saber que dejar de lado esa etapa de crónicas imperecederas ha sido pisar esa bosta por la que hoy en día, me burlo de mi propia felicidad.
sábado, 28 de mayo de 2011
Cuento ficticio - Espacio real
domingo, 3 de abril de 2011
Veintiuno de enero de dos mil once
En un día lluvioso, dejó de llover. Un astro ardiendo tocó la puerta de mi habitación mientras yo me quitaba la chaqueta para disponerme a pensar sobre lo que acababa de suceder. Sentí frío ipsofacto y calor de inmediato. Sentirse entre los muertos únicamente es subsanable cuando diez dedos te hacen volver marcha atrás sobre los pasos de tu mente. No importa la duración, lo más importante, es que 30 segundos de ese postre bastan para vivir 20 años más entre pensamientos de felicidad, sin pensar en la infelicidad que podría sobrellegar tras ese tiempo.
Y si algún día fui sabio, fue entre el rectángulo de un zulo dentro del lugar donde descanso todos los días. Y si otro, en cambio, erré, fue porque no supe elegir bien donde sentarme. Desdichas hambrientas de un trozo de pan de calidad para llenar el corazón y dos pulmones nuevos para respirar todo el aire que salga de su boca. Multiplicar por una cifra los 365 días normales de un calendario y ralentizar el reloj para que un minuto se corresponda a una hora ilimitada.
Hacía ya tiempo que no leía un cuento de hadas, y menos aún sentirme protagonista de aquel de un villano convertido en amado. Sin dar rienda suelta al olvido del pasado y sin poner los ojos en un punto de fuga llamado futuro, un soplo distante del mejor perfume hoy me puede llegar a convertir en un ser inmune a toda enfermedad. Ser regazo en el Invierno; rastrillo en el Otoño; capullo en Primavera; el mejor bañador en Verano; no hay estación que merezca pasar por alto.
Dudas y preguntas que tienen respuesta en el día a día. Cada uno tiene una sonrisa diferente, pero la finalidad sigue siendo la misma. No sé si estoy en lo cierto y mañana me arrepentiré por seguir “siendo joven”, pero igual que por el camino he ido descartando piedras con más o menos dolor, ahora llega un punto donde no tengo elección. Todo lo que quiero eres tú, y todo lo que no seas tú no lo quiero.
Documento guardado el veintiuno de enero de dos mil once, ratificado el tres de abril de dos mil once.