jueves, 31 de diciembre de 2009

31 Razones para empezar un año (Parte 1)

31. Todos y cada uno de los que pisamos el Planeta Tierra sabemos que no podemos vivir en Marte. La Luna tiene muchos cráteres (los esguinces no se podrían curar, tampoco hay fisioterapeutas allí). El Sol produce insolaciones a muchos km de distancia, así que para vivir allí hay que ser un Dios, y encima pirómano. Tenemos la elección en la palma de la mano, y sólo la podemos conseguir con responsabilidad colectiva, porque también sabemos, que en la vida se podrán conseguir tantos trajes espaciales con suficiente oxígeno para vivir en el espacio cuando nos hayamos cargado nuestro habitáculo por excelencia al destrozo.

Aparcar el orgullo en un sitio donde no haya vado; adquirir moral de lo que nos queda por venir y no de lo que nos está haciendo caer en el pozo; murmurar expresiones de agrado y no murmurar con el sonido silencioso de una pistola; apiadarse de los demás sin olvidar nuestros problemas, aunque se sepa que los que tengan otros serán múltiples veces más grandes que los nuestros; ver un animal como una persona más, como descendientes directos que se han quedado en la evolución paralizada de sus genes, no tratarlos como seres inertes, como piedras, pues si la ley los protege es porque se lo merecen tanto como nosotros; pensar en el futuro de nuestra cartera y no hacer planes de una noche sabiendo que el único remedio para sopesar el día de mañana sea dormir; levantarse por la mañana y mirar al cielo sin temor a que pasados unos años, al alzar la vista hacia arriba, sea un motivo para quedarnos sin vista para siempre (no hay gafas en Multiópticas que combatan la decadencia de la Capa de Ozono); pensar antes de cortar un árbol cómo ayudarle a volver a crecer, porque mañana nos acordaremos de que ese acto de caridad por la naturaleza no sólo se quedará en eso, sino en un paso adelante para vivir un poco más; abastecernos de lo poco que tenemos, de lo que realmente nos llene, porque llegará el momento en que no podamos elegir nuestro bien, dependerá de tantos factores que nos será imposible corregirlos todos.

¿De qué nos sirve coger una copa y brindar al compás de un estribillo de Navidad si no sabemos cuántas navidades más tendremos el placer de disfrutar? ¿Cuándo se acaben las uvas (hipérbole o exageración), nos echaremos a la boca qué? Se puede vivir el presente y disfrutar el momento de la llegada de un nuevo año, pero nunca hay que perder los valores de mirar más allá de las horas venideras, hay que ser un poquito más conscientes de que la vida no transcurre en franjas horarias, es algo más que eso, tiene muchas más facetas que hay que conservar. No hay que mirar por los demás, hay que responsabilizar nuestros propios actos, no es mucho lo que se pide, es aportar un granito de arena dentro de un millón. Vivir la vida no sólo para morir tranquilos, sino para que los que vengan después también disfruten de ella.

Feliz Año, espero no ser el único que brinda la llegada del 2010, como del 2050, soñando con que el ser humano sea menos Terminator que el año pasado y más razonable que los años que queden por llegar. Tengo varios motivos por los que soñar y no quedarme de brazos cruzados, cada uno que celebre sus deseos a su manera:

31 Razones para empezar un año (Parte 2)

1. Cuando era pequeño, mi marca preferida de zapatillas era Adidas. Esas franjas triples en colorido eran llamativas, perfectamente estéticas y hacían juego con las rayas de cualquiera de mi vestimenta. No es que fuese pijo desde pequeño, es que la moda influye hasta en tan pronta edad. Nike o Reebok, gran competencia, pero esos gustos conformaban la variedad de peticiones de la sociedad. También me gustaba mucho aquel producto Nestlé, un toque sutil de alimentación desde el recién nacido hasta el apasionado del chocolate. Hoy en día hago por excluirme de los recuerdos de antaño, utilizar calzado únicamente mirándole la suela e ingerir el menor chocolate posible, ser un poco menos goloso. Hablemos de razones, pues esa amplia gama de productos, y muchas más que aún no conocemos ni conoceremos, son sacadas al mercado por una mano de obra especial. Sí, tan especial que se podría llamar tercermundista. Mientras el consumismo agranda los bolsillos de sus magnates, los mandamases de cada una de esas compañías, la base productiva y artesanal de esos productos sigue siendo pobre. Es como fabricar una moneda de 1 € y venderla en el mercado por 99 monedas más de lo que ha costado hacerla. Por lo menos, cuando todos y cada uno de nosotros compramos productos de este catálogo, consciente o inconscientemente, sabemos que estamos colaborando a darle de comer a aquellas personas que los han creado. ¡Qué gesto de caridad! Cada año que pasa, cada nuevo dígito que cambia el año en un calendario, ¿podríamos desear, aparte de salud, dinero y amor, un poquito de equitatividad? Podríamos alzar la voz y pedir que el Salario Mínimo Interprofesional en España (624 €), como ejemplo, sirva de base también para aquellas personas que trabajan en esas industrias infernales, llevar esa ley a esos territorios, no con política, sino con igualdad. Y pensar que esos seres, que dedican incluso 18 horas al día para poder ganarse su propio salario mínimo (posiblemente no supere la mitad proporcional de un día laborable para aquellas personas que perciban un Salario Mínimo Interprofesional en España) y así tener derecho a la vida… Nunca hay que perder la esperanza, será que la igualdad es como la justicia (siempre llega tarde).

2. Un día llegó a un espacio privado y propio, la ratificación de un cuento que había oído nombrar, que sabía de qué trataba, pero que nunca me habían dedicado (por decirlo de alguna forma). Si fuese posible llevar a cabo lo que dice ese fragmento y llevarlo a la mente de todos y cada uno de los que vivimos en este planeta, si fuese posible hacer ver a la gente que obrando en busca de tu propia felicidad se consigue la felicidad múltiple, se vive más, “hay más cosas para añadir al registro de momentos realmente vividos antes de morir”, un giro radical daría el mundo. Empezar un nuevo año con esa ilusión, con la ilusión de que cada día haya un momento para anotar en el Diario de la Vida y que nunca se borre de ahí, sería el mejor deseo con el que empezar un año venidero. Rezo (aunque no lo haga nunca), porque así sea. Grande Bucay.

3. Donde vivo, 3 de cada 4 personas tienen un vehículo en su casa. Añadiendo ese dato al espacio físico en el que me encuentro, haciendo una impresión mental de lo que sucederá en pocos años, habría que derrumbar una casa cada mes para poder dar cabida a tanto transporte. Si a eso añadimos la superdependencia del petróleo en esta vida, no quiero ni imaginar la velocidad vertiginosa a la que tiene que avanzar un avance científico para un nuevo carburante. Antes de eso, los conflictos se dispararán, y las razones son obvias: Si las grandes potencias se inventan reglas para propiciar una guerra con el objetivo de conquistar pozos de ese esperpento negro, la lógica nos dice que cuando se requiera llenar las arcas más aún vendiendo esa materia prima, se duplicarán tanto los intereses como esos conflictos. Antes se creaban imperios para hacer valer una hegemonía territorial, ahora se crean ejércitos con el fin de implantar una política petrolífera sin límites. ¿Por qué no podemos vivir un año sin que la mentalidad humana supravalore ese obsequio negro, se centre en mejorar la calidad de vida y se busquen otras vías al desarrollo? Ojalá dejemos de ver esos barcos cargados de sustancia racista por los océanos, sería un buen comienzo hacia la estabilidad.

4. La Declaración Universal de los Derechos Humanos estableció un carácter importante de la Libertad Religiosa en todo el mundo. Concretamente, en España, una Ley Orgánica de 1980 deja por escrito oficial su condición de Derecho Fundamental. Mi pregunta es, si como dice este mismo derecho, nadie puede ser arrebatado de sus principios religiosos, ¿por qué tiene que haber aunque sea una persona de toda la población mundial que intente convertir a otro en base a la coacción y violencia? ¿Acaso la historia no debe servir como ejemplo para que el futuro no acabe en tragedia? Las profecías dicen que la Religión será la causante de la división del mundo, de su fin legendario. Yo no soy profeta, ni quiero serlo, pero como todo humano, vivo de sueños y no hay mejor sueño que soñar con un mundo donde las guerras de religión no existan, donde el ser Ateo sirva como modo de expresión de los principios de una persona y no se convierta en la única salvación para vivir mejor.

5. Prefiero ver Gran Hermano que ver el Telenoticias. Esto es una locura, pero tiene una explicación. Salgo a la calle y vivo un programa típico del Show de Truman, monotonía y estupidez cotidiana, un programa basura digno de la sociedad en la que vivimos. Dejarme llevar por las “noticias de última hora” es desalentarme con un conglomerado de sucesos, sustantivos de un mundo en quiebra: asesinatos, terrorismo, muertes y desquicios sociales. No quiero asemejar mis peticiones al mundo televisivo, tampoco quiero vivir en un paraíso, pero que cada año que pase entren por nuestros oídos, vista y mente menos sucesos como éstos debe y tiene que ser el camino hacia la prosperidad. Sabemos que esto es imposible de conseguir hoy en día, pero yo, al igual que todos, deseo esa imposibilidad.

6. Abrir la nevera para paliar la sed o el hambre en un momento determinado no está al alcance de todo el mundo, no sólo porque los productos de ese habitáculo en frialdad no estén en todos los hogares, sino también porque ese electrodoméstico pasa de ser lo común para algunos, y lo lujoso para gran parte de la población; Es bonito ilusionar a un niño con la falsedad de un personaje como Papa Noel, o tres personajes como Melchor, Gaspar y Baltasar, es lo deseable en Navidad, pero el problema es que lo que es tradición para la mayoría, para una minoría es una idolatría triste, porque si los 365 días de un año algunos dedican 2 para ilusionar pidiendo deseos, otros dedican la totalidad de esos días para tener un sueño muy diferente a todos: la esperanza de vida; Si tengo fiebre, puedo tomarme un vaso de leche junto con una Aspirina, si tengo frío, puedo prevenirme un resfriado ataviándome con un jersey, si los males son mayores, puedo acudir a mi médico de cabecera para luego pasar por la farmacia, que pasen unos días, y que todo vuelva a la normalidad. Eso yo, y gran parte de la gente como yo, pero señalizando puntos estratégicos de un mapamundi, esos tres pasos que describo anteriormente son muy diferentes, pues si se tiene fiebre, no hay más que un paño frío en la frente, si se tiene frío, es síntoma de hipotermia o causa irreversible, si los males son mayores, estaremos hablando de que estos dos síntomas tan simples, han acabado con la vida de otra persona más en el mundo, bebé, niño, adulto o anciano. ¿Por qué no soñar en una igualdad de oportunidades? Creo que es la mejor forma de que el mundo, con respecto a la vida, esté mejor repartido.

7. La menstruación del Planeta Tierra cada vez es más irregular. En un espacio temporal no muy lejano, las estaciones en un año eran muy puntuales, no había casi ningún contratiempo, todo encajaba según la época en la que estuviésemos viviendo. Hoy podemos estar en invierno y como si estuviésemos en temporada alta de Hotel de playa y viceversa, hay una alteración en la atmósfera, debida a muchos factores, cada vez es más débil esa franja que nos protege de ese “más allá” universal, la capa de Ozono. “Cuando la contaminación se convirtió en un juego de mesa”, todos jugamos, y lo peor, todos queremos ganar. La pena es que si ponemos un ejemplo nefasto, un tablero de ajedrez, los movimientos sanos de un as de ese entretenimiento, conllevan una alegría en forma de victoria. Si trasladamos la realidad contaminante a ese tablero, la partida entre la humanidad y la Tierra está en jaque, el “Rey” está desprotegido y de un momento a otro se cantará la jugada final. Cuando se cumpla el nuevo año, alcen la copa de Cava, sueñen porque esa partida de ajedrez la gane quien todos sabemos, más que nada, porque si gana la humanidad no podréis levantar nunca más ese vidrio en forma de festejo. Brindemos porque siga siendo así.

8. Si buscáis en los manuales de historia, para el que no lo sepa, el hombre desciende de primates (aquellos que crean eso y que dejen las teorías de Adán y Eva o el Bing Bang como leyendas). Por esa lógica, somos animales convertidos en humanos, pero con descendencia de ese tipo. No obstante, nos han cambiado el nombre, porque supuestamente utilizamos más el cerebro, somos más razonables, pensamos más. Si eso es así, ¿por qué tengo que imponer mi fuerza bruta en forma de paliza sobre otro animal? ¿Por qué si no me cae bien ese perro que me han regalado por Navidades, cumpleaños o simplemente como regalo, tengo que elegir la opción de dejarlo abandonado? ¿Por qué no se hacen abrigos con “mi propia piel”, que se regenera, y tienen que escogerse la de otros animales porque tengan una estructura mucho más estética? La respuesta creo que es simple: no sabemos vivir entre humanos, es normal que no sepamos vivir como animales. Otro deseo más, que el día 1 volvamos a tener los genes de antes, así el día 2 tendremos más respeto que ayer.

9.Yo os declaro marido y mujer”. Esas palabras no tienen nada que ver, porque, a mi parecer, que un hombre vestido de santo (Iglesia) o de traje y chaqueta (Civil), no acierta o deja de acertar en mis deseos hacia mi pareja. No obstante, es el ejemplo a seguir, por oficialidad, de condenar la violencia de género. Sea tu media naranja o no, esté comprometida contigo o no, es, por encima de todas las cosas, un humano. Hacer actos de prepotencia machista o feminista quitando la vida o invadiendo físicamente a otra persona es blasfemo. De nada sirve matar a tu mujer y luego suicidarte, en caso de que se quiera hacer lo segundo, lo primero debe sobrar. Vivir un año más sin sucesos como éste no es un sueño, no es un deseo, es una esperanza social.

10. Como razones entrelazadas en forma de deseos, se permite la osadía de cambiar tajantemente de tema. Los sentimientos son lo primero que deben regalarse cada año, porque ellos son el 50% de nuestro ser. Desglosar de todos los que se puedan llegar a tener, el del cariño o amor hacia una persona, es un sustento que, si se tiene, la vida se hace mucho más llevadera. Nutrirse en común conlleva una alimentación más completa, también es verdad que tendrás que esquivar baches que no se postrarían en tu camino estando solo, pero el superarlos tiene doble regocijo y únicamente por eso merece vivirlo. En resumidas cuentas, merece vivir otro año más sintiendo así, merece agrandar esa felicidad tantas veces como la vida de la oportunidad de hacerlo.

31 Razones para empezar un año (Parte 3)

11. Dentro de los muchos principios que recoge una Constitución, de los muchos derechos inalienables que pertenecen a un individuo simplemente por nacer, está el de la Libertad. Generalizo, no me dejo ningún aspecto de los que recoge esta palabra por detrás, hablo de todos y cada uno de ellos. Ese gran artilugio para la convivencia, muchas veces se utiliza para obrar de mala fe, porque “mi derecho libre es más grande que el tuyo”. Si mido más que tú, soy mayor que tú, más guapo que tú, más blanco que tú, más rico que tú y más elegante que tú, sigo siendo igual de persona, sigo teniendo los mismos órganos en el cuerpo, lo realmente indispensable para vivir, es idéntico en unos y otros. Cada año que pasa, es una nueva oportunidad para que la libertad traiga consigo la equitatividad moral, humana y social.

12. Cuando se crearon los colores, esos ungüentos que sirven para decorar la vida, los que siempre han estado han sido el blanco y el negro, por ser los más utilizados por la naturaleza. Basándonos en esa lógica, entre gente de color blanca y gente de color negra no debe haber altercados, debe haber conexión. El racismo mancha de una tonalidad indescriptible la sociedad, la vuelve espesa, indeseable y poco humana. Lo realmente importante en una persona no radica en su exterior y, por tanto, en el color de su piel, esa importancia la componen otros elementos de su cuerpo que anatómicamente lo hacen ser igual en condiciones que el resto de individuos, sean blancos, rojos o verdes. Una cosa es defender nuestro color favorito, otra muy diferente es intentar sobreponer nuestros gustos a los de los demás. ¡Por un año nuevo sin racismo!

13. Y hablando de colores, también están presentes en los símbolos, en los trazos, en los escudos. La pasión de multitudes por la portabilidad de esos espejismos en la camiseta de un club deportivo traspasa fronteras. Une sentimientos, alegra almas y llena de euforia (en ocasiones) y tristeza (en muchas otras) todo un conglomerado de individuos arropados con una misma vestimenta. Vivir así, con el sentimiento hacia un equipo, es una filosofía, un placer que muchos practican. Quien lo viva sabrá de qué hablo. No deseo que siga siendo así por muchos años, porque lo será, pero sí deseo que podamos vivir una de esas alegrías en este año entrante. Todo es posible.

14. Los descubrimientos científicos son algo que avanza a velocidad vertiginosa. Situando una base en la Revolución Industrial y la posibilidad de que las nuevas tecnologías se expandieran poco a poco por el mundo, hoy en día hacen que la cura a las enfermedades estén un poco más al alcance de la mano. Vivir en un mundo donde la vejez y la insensatez humana sean las razones de mortalidad y no esas mutaciones de la vida a la muerte propiciadas por enfermedades, sería un paso más hacia la evolución, y cada año que pasa es un motivo más, una nueva probabilidad de conseguir eso.

15. Los choques entre placas terrestres, esas tronadoras inquietudes del terreno en el que vivimos que producen demoliciones sin previo acuerdo ni aviso, o también las espectaculares olas de varios metros de altura que no se pueden advertir con ninguna “Bandera Roja” en una playa. Vivir pensando que este tipo de desastres naturales no sucederán es una osadía, pero soñar porque no veamos el número de muertes en la televisión causadas por este tipo de daños, es gratis. El humano también tiene culpa de estos causantes, poner nuestro granito de arena para que no vuelva a repetirse es un punto de inflexión que se debe tener en cuenta, sea 31 o el día de nuestro nacimiento.

16. La JUSTICIA, ¡qué gran expresión! Dejando atrás las discusiones entre Cadena Perpetua o Pena de Muerte y centrándonos en los aspectos más básicos de este término, cabe decir que sus principios no se llevan a cabo en su conforme totalidad. Muchísimos casos tienen que cambiar de parecer, dejar de utilizar la Justicia como Principio Constitucional y llevarse a cabo el “tomarse la Justicia por su mano”. La lentitud ante la resolución de un problema, aquellas cláusulas de otros a los que no puede llegar el aparato coactivo o la desigualdad en cuanto a su actuación, dejan mucho que desear de este término. Hoy, día 31, avanzaremos las horas para que mañana, día 1, en otro territorio en el calendario, tengamos una Justicia más Justa.

17. Si un árbol en su crecimiento necesitase 1 año para estar completamente adulto, cortando 1000 en ese mismo año, utilizando las matemáticas y la lógica, sin calculadoras y sin manuales, habría una cifra negativa de -999 árboles cada 365 días. Si añadimos más datos y decimos que esas cifras se triplican, al cabo de poco tiempo estaremos viviendo en un zulo de edificios. La desforestación es un problemón, no sólo por lo que representa en sí, sino también porque el humano no lo ve, es cerrado de mente. Mirar el presente sin tener en cuenta sus repercusiones en el futuro es duro, miremos hoy el futuro a falta de un día y concienciémonos, tarea difícil, pero no imposible.

18. ¿Por qué el único remedio para solventar un problema es lanzarse al vacío? ¿En el aire que roza la cara en la caída se puede buscar una solución? Cuándo se salta hacia un sitio sin suelo, se corta una vena para que desprenda su rojizo o se ingiere una sobredosis de pastillas, ¿los pesares también se van con ello? Acabar así es de cobardes, el problema es que es un acabado sin retorno. Por una sociedad más valiente, más razonable. Escuchemos todos juntos una canción, Algún Día, de Skizoo, no comiéndonos las uvas (quien se las coma), pero sí podría ser 5 minutos antes de que comience el 2010.

19. La política nunca dejará de existir, para nuestro mal, o para nuestro bien. Siempre, desde la prehistoria, ha dejado patente su estancia en ideas. Curiosamente, nunca se ha utilizado para con ideas justas (haciendo una valoración global). El problema no es que este instrumento esté presente, sino quienes lo utilizan. La falta de voluntad hacia la colectividad así como la búsqueda de beneficios individuales de todos sus sistemas, hacen que el mundo gire en una lucha de todos contra todos, en un mundo político. La farsa en estado puro se traduce en esa idea, y la mejor forma de desear un habitáculo terrestre sin conflictos es desear año tras año un mundo apolítico. No es una obligación, es una opinión particular.

20. Antes hablábamos de la desforestación, podemos situarla en una rama de consumo excesivo y desenfrenado del hombre. Si a esa característica humana, le añadimos el de la falta de responsabilidad o de desprecio hacia la naturaleza, entraríamos en otro tema de especial importancia, entre muchos, como son los incendios. Un simple gesto de poca mentalidad (una colilla al azar), lo que se tarda en hacer ese movimiento (máx. 2 segundos), puede propiciar una constancia de 3 días de fuego inalcanzable. Cuando esas llamas no sólo queman árboles, sino que también infunden temor en los alrededores, ¿podría considerarse eso como un asesinato? Dejémoslo sólo en un delito de falta de responsabilidad. Cada año hay un nuevo manual para adquirir conocimiento, un libro no muy costoso para la billetera y de gran valor para la vida.

31 Razones de empezar un año (Parte 4)

21. Uno de los seres vivientes que se extinguió por causas ajenas al hombre fue el dinosaurio. Es interesante estudiar su estructura ósea, para aprender un poco de sus costumbres y dimensiones, pero por eso mismo creo que no encajarían en nuestra sociedad (ya lo hemos visto con un ejemplo cinematográfico como King Kong). La pregunta es si estamos escogiendo ese tipo de causas como modelo de vida, porque no nos damos cuenta de que la extinción de especies ha aumentado de manera desorbitada desde que hemos puesto un pie en esta Tierra. Muchos son los factores, pero la intervención humana (¡cómo no!) está en la cabeza de causas al respecto. ¡Feliz 2100! Este año será cuando sea tal el porcentaje de extinción que estemos viviendo en el planeta únicamente humanos. ¿Quién será el último que quede vivo?

22. No hace falta ver videos en Youtube para comprender que la ética y la educación en el mundo está tan extinta como los anteriormente nombrados Dinosaurios, simplemente basta con salir a la calle. Antaño había una cantidad inmensa de filósofos que se esmeraban por culturizar más o menos acertadamente a los que querían escuchar. Hoy tenemos filósofos del Siglo XXI, pero son muy diferentes, porque abarcan desde la Dirección de grandes programas como Gran Hermano hasta el consumo excesivo de Prensa Rosa. Es como comparar la “Salida de la Cueva de Platón” con el “Concurso de Pasword de Cuatro”. ¿Damos asco? No, damos pena. En vez de uvas, deberíamos tomarnos pastillas de estimulación mental…

23. ¿Por qué nos asustamos con la crisis? ¿El crack de 1929 no nos sirve como lectura hoy en día? Salimos airosos, esta vez tiene que ser igual. Aunque puede que no, porque creo que todos estamos de acuerdo con el refrán “cuanto más viejos, más tontos”. La vivienda ha disparado sus precios, la hipoteca está al alcance de nadie, llegar a fin de mes es para escribir en el Diario de la vida, los bancos se han trasladado a cajas fuertes en los hogares, nadie confía en prestarle 1 € a segundas personas, por miedo a la no devolución, la globalización hoy en día es como el Franquismo, Nazismo y Comunismo en sus tiempos, una amenaza. Pero tranquilos, que el traje de fin de año, los tacones, el chaleco y los zapatos de charol, junto con una buena corbata, todo hace que se pase una noche sin pensar en problemas. Nos iremos a dormir exhaustos, cuando despertemos será otro año más para seguir quejándonos de los males. Suerte a todos/as.

24. El mono. No hablo de una canción de Fightstar ni de ese animal que se parece en todo menos en vello corporal al hombre. Hay otra acepción, una característica de la drogodependencia. Unos gritan la legalización de las drogas, otros condenan que sea lícito su consumo. Si hoy es ilegal y se consume, si fuese legal tomaríamos cocaína en la leche en vez de cereales. Como nunca se erradicará su consumo, brindemos con alcohol la llegada del nuevo año, aumentemos la muerte en las carreteras por nuestro desprecio a la vida, arrastremos en ese fin a los que conducen a nuestro lado, pero brindemos, y no lo hagamos por que se supriman las drogas, no, hagámoslo porque se creen más Centros de Desintoxicación, creo que cualquier otra cosa que no sea esa, sería acorde con un peor remedio que la enfermedad.

25. Otro dato más para añadir a la lista de problemas mundiales: el tráfico de armas. Aquí no se puede hablar de que sea o no “negro”, puesto que dentro de una ética adecuada, simplemente traficarlas es ilícito. Como unos pocos son gente generosa, pues hay países donde igual compro una barra de pan que una AK-47. El problema es que con una barra de pan voy directo a casa y si muero será porque la levadura estaba caducada; con una metralleta puedo meterme en el Colegio en el que iba de pequeño a pasar las horas, disparar a diestro y siniestro y que salga mi foto de carnet en todas las portadas de prensa del mundo. Hablemos de promesas imposibles de cumplir y deseemos lo que realmente tengamos que desear (sin faltar la salud), casi que el dinero y el amor no mata a nadie, pero una compra-venta de estos artilugios acaba con vidas, deseos y todo cuanto alcance una simple bala.

26. Más deseos, ¡que no llegue el año 2025! La demanda de agua potable sería el doble del suministro mundial de la misma. Calculadora de la vida en mano y haciendo cuentas, creo que dejaré de coleccionar botellines de cerveza para empezar a llenar un rincón de botellas de agua, ¿qué mejor manera de solventar la crisis, si aún subsiste, que vendiendo semejante “oro necesario”? Cada cual que viva la vida a su manera, pero espero que aquellas personas que tengan hijos y que se preocupen por su futuro, sean un poquito maduras y se conciencien de que el derroche de agua potable es peor que si les faltase una matrícula en el colegio del pueblo. Tarea dura en este año que entra…

27. Soñar con que no haya inmigración en los años venideros es tan imposible como decir que no aumentaran dichas tasas. Me pongo en el papel del inmigrante, obviamente elijo el azar de vivir medianamente bien antes que elegir el de morir de hambre o de calidad de vida nefasta. Mi deseo en este sentido no va con respecto a esos seres desesperados, va con los gobiernos. Un buen programa de acercamiento al problema es vestirse incoherentemente, vivir lo que viven ellos, saber qué se siente al ver que el que va al lado tuyo ha caído por la borda de la patera y ahora es pasto de tiburones, así seguro que se pasará de tomar “medidas políticas de mierda”, pasajeras, a meterse de lleno en el problema y obtener el beneficio de la duda de que el año siguiente descenderán las tasas de inmigración, o por lo menos, de fallecimientos por intentar sobrepasar la frontera entre la vida y la muerte.

28. Tengo un Mercedez Benz de 250 CV, pero ayer salió uno con 320 CV, soy humano, puedo, y me lo compro; ¿Porqué ir al cine a ver una película, si puedo pasarme por el videoclub, alquilarla, llegar a casa y enchufar mi Home Cinema de 2000 € en mi pantalla de plasma de 5000 € (aunque me tuviese que comprar un mueble nuevo de 400 € porque la anterior pantalla era ¼ más pequeña que esta)?; El otro día fui a comprar “unas cosas” que me hacían falta, y terminé llamando a mi marido porque en el coche no había suficiente maletero para lo que terminé comprando (no me hacía falta, pero me tentó). Cualquier fecha (unas más que otras) son un llamamiento para el consumismo obsesivo. Las desigualdades de la renta no son un problema, solo que yo me gasto 100 € y aquél se gasta 3000 €. Cuando no haya con qué comprar, o cuando el comprar se haya sobrepuesto a los valores del “subsistir”, otro gallo cantará. Si se dedicase un 0,1% de ese “hobbie” a destinarlo a una ONG (que no se quede para sí lo que no es suyo), la vida sería más y mejor repartida. Por lo pronto, lo único que me compraré yo el año que empieza es un calendario, ¿y tú?

29. Madera, energía, petróleo, alimentos… toda esa naturaleza se corresponde con el nombre científico-vulgar de Materias Primas. Como la naturaleza es el principal enemigo del hombre, y como somos más y menos persuasivos, la batalla la ganaremos, ¡como antaño! Ahora vamos a hacer una “porra” entre todos. Yo lanzo la pregunta y ustedes, el año siguiente, me responden: ¿Cuándo ya no haya ese tipo de materia, cuántos humanos tienen el Don de convertirse en eso? Lo digo porque será lo que quede para el consumo en esta vida.

30. ¿Y qué si las patas de gallo se confunden con tu sonrisa? ¿Y qué si tu nariz sobresale 1 cm del perfil de tu cara? ¿Y qué si tus labios no son tan carnosos como los artificiales de Angelina Jolie? ¿Y qué si te aplazan una liposucción para mañana porque hay una persona que pesa 200 kg más que tú (que pesas 60) y lo necesita más? ¿Y qué si tus pechos son de un número menos que tu fecha de nacimiento? ¿Y qué si tu cuello soporta mucho más peso de lo que quieres que soporte? ¿Y qué si teniendo 62 años quieres parecerte a alguien 32 años menor que tú con respecto a la piel? Acabemos el año pidiéndole a los Reyes Magos que nos traigan una medicina hacia los complejos, una aceptación de lo que se llama el Registro de Nacimiento estrictamente dicho, y que la estética obsesiva sea un problema menor, y no mayor (y ya que estamos, que no haya médicos de estética que falsifiquen sus títulos, es muy duro entrar en el quirófano queriendo parecerte a Brad Pitt y salir como Pedro Guerra). Guapos los dos.

martes, 29 de diciembre de 2009

Aprender es gratis




Prometo no mandar más cartas y no pasar por aquí
Prometo no llamarte más y ni inventar ni mentir
Prometo no seguir viviendo así, prometo no pensar en ti
Prometo dedicarme solamente a mí.

Prometo que a partir de ahora lucharé por cambiar
Prometo que no me verás, que no voy a molestar
Sabes que lo digo de verdad, que no voy a fallarte en nada
Que tengo mucha fuerza de voluntad, que no te fallaré en nada
Prometo no seguir así, prometo que no voy a pensar en ti
Prometo dedicarme solamente a mí.

Y el aire que me sobre alrededor
Y el tiempo que se quede en nada
Nunca más escucharé tu voz
Energía nunca liberada
Promesas que se perderán en estas cuatro paredes
Como lágrimas en la lluvia se irán.

Siento que no tengo sueño y no puedo descansar
Invento más de mil palabras y busco una verdad
Intento que suenen de forma genial
Intento que no digan nada
Nada siempre es toda la verdad
Nada significa nada
Prometo las promesas que me hice a mí
Prometo pensar en tí
Ahora prometo solo pensar en tí.

Y hago que suenen de forma genial
Prometo que no dicen nada
Nada siempre es toda la verdad
Nada significa nada
Palabras que no dicen nada en estas cuatro paredes
Promesas que no valen nada, nada, nada, nada.

Y el aire que me sobre alrededor
Y el tiempo que se quede en nada
Nunca más escucharé tu voz
Energía nunca liberada
Promesas que se perderán en estas cuatro paredes
Como lágrimas en la lluvía se irán.


El mejor medicamento para la soledad es simplemente no pensar en ella.
Si tu mente quiere estar sola, déjala ir, no la abrumes, dale libertad...
¿Que hay cosas que te colapsan o que te hacen dar marcha atrás en actos?
Ronda la calma, que pase el tiempo, sigue a lo tuyo y vive...
¿Que mañana viene con menos ilusión que ayer y no puedes hacer nada?
Vuelve a rondar la calma, otros tiempos mejores vendrán...
¿Qué día es hoy? ¿No te acuerdas que hace dos meses soñabas con ese día?
Prosigue el sueño, si te despiertas y es una pesadilla, vuelve a dormirte.

Coge tu dosis de cafeína, absorve respuestas absurdas y avanza con paso firme.
No mires atrás, porque sabes que ya lo tienes todo visto, no hay más.
Abre el libro de la vida, inserta un salto de página y escribe tus pesares...
Piensa (luego existe), que la mejor solución está a la vuelta de la esquina.
¿Para qué necesitas plasmar esto en un blog? ¿No basta con escribir y ya está?
¿Qué intentas conseguir Jaco? ¿No ves que aquí esto lo ve todo el mundo?
¿Y? Mi ansia sigue intacta, mi moral ya ha acabado el año, aún sigo aquí...
No veo motivos para pensar que obro mal, creo en mis principios por encima de mí...

Tengo una paciencia impaciente, no sé donde está mi límite, aún...
Pero mientras me quede algo, ¿porqué bajar los brazos ante la incomprensibilidad?
Cumplo mi palabra, he hecho miles de PROMESAS, una la cumpliré, por ley...
Las demás quedan rezagadas hasta nueva orden, engullidas por el azar.
Si en la oscuridad de tu presente, yo soy esa claridad que tanto anhelas...
Creo que no has visto bien mi rostro, ha bajado mucho en cuanto a luminosidad.
Haya paz, sin nervios, no hay que contradecir las circunstancias, esto se sabía...
Volveré a sonreír tan a menudo como lo hacía hace un par de meses, en Otoño...
Con esto no quiero decir que ahora no lo haga, diría mentiras, sería falso...

Hoy por hoy volaré para dejar patente mi enfado, para dejar las cosas claras,
Pero sin inquietudes, que incluso enfadado, desilusionado, soy un ser cariñoso.
El otro día leí un fragmento sobre una biografía, era interesante, y tanto, era mía.
Me causó una expresión que siempre he dicho, un trozo de letras repetitivo...
"Recuerda que mi felicidad empieza donde acaba la tuya, y no quiero ser feliz nunca"
Ahora no sé dónde empieza y acaba el desquicio de esa frase, estoy anonadado.
También es verdad que las rarezas en esta vida se saben que existen cuando tocan,
Igual certeza es que una persona puede cambiar de estado de ánimo constantemente.

Luz patidifusa alumbra la Navidad de estos momentos, quizás sea un espejo...
Es completamente real el hecho de que he estado peor de pensamientos, lo reconozco,
Pero no dejo de decir que en el pasado me dije que nunca iba a pensar en ellos.
SIGO FIRME, doy pasitos cortos, no sé volar, pero sé pensar, no sé vivir, pero sé soñar,
No sigo un manual, no quiero ningún libro de petete, ningula Biblia a la que ceñirme,
No me baso en la experiencia empirista como modelo de vida, porque no soy filósofo,
Lo único que quiero es aprender, creo que es un Derecho, y como tal, es gratis.

lunes, 21 de diciembre de 2009

¡Feliz Navidad! (Lo siento)

Señores, siéntense, tomen asiento por favor, que ha llegado la Navidad. Tranquilidad, la crisis afecta para no llegar a fin de mes en todos los meses del año, menos en Diciembre. Hay que despedir el año bien, pero... ¿para qué? si nos hemos quejado todos y cada uno de los días que lo componen porque han subido los impuestos, porque todo está más caro, porque esta situación no va a acabar nunca y demás palabreríos que se convierten en absurdos cuando llegan estas fechas... Yo, creo que es el mes más feliz que puede haber: nos convertimos (me incluyo, pero para que quede bien), en verdaderos niños, esos seres inocentes, inofensivos, los que viven puramente el presente sin percatarse de las repercusiones del futuro, dejamos al azar lo que pueda pasar en el siguiente período, pero este final se vive con orgullo, que joder... ¡es una vez al año! Ilusos, digo, ilusión.

A nadie le debe extrañar que la era del consumismo ya estaba presente mucho antes de que instalasen estas fechas, pero nucho mucho antes. Antes se compraba tanto como ahora, pero se veía la subsistencia por encima de la drogodependencia del consumo. Antes se salía a la calle a respirar el aire contaminado (ahora es igual, pero en mayor escala también), soñando porque el siguiente día fuese una oportunidad para vivir, otra oportunidad para el consumismo, pero el de echar un trozo de pan a la boca, el de no morir. El consumismo material, tenemos que darle gracias a la Revolución Industrial, ese gran avance científico que, con un granito de arena puesto por todos, ha prosperado hasta límites vergonzosos.

Sin quitar importancia a estas calurosas y entrañables fechas, por lo que respecta a las reuniones familiares, los gestos de grandeza con regalos, la cara de un niño al saber que un gordo vestido de rojo o 3 seres inertes ataviados con capas y mal coronados vendrán para dejarles un regalo en un árbol que, sin querer, ha aparecido ahí colgando en bolas, iluminado, decorando la sala de estar... hay que decir que la falsedad también es propia característica que debemos añadirle al fiestón navideño. Yo no tengo porqué decirle a mi familia cuánto la quiero porque llegue un día en el que, a juro, porque lo dice el calendario, me tengo que reunir a comer y mirarles la cara en señal de aprobación hacia la comida; tampoco tengo necesidad de ir más o menos guapo el día en el que se sale de fiesta un año y se viene otro, no quiero ser el galán de la fiesta simplemente porque haya elegido la corbata más adecuada para la ocasión; porque soy una persona poco rencorosa, porque llego a tener otra actitud cuando mis padres me dijeron seriamente que "los Reyes y Papá Noel no existen", y es que me dieron ganas de convertirlos en mis esclavos para el resto de la vida, porque habían estado mintiéndome durante mucho tiempo, y porque aquellos regalos que no había pedido, los que no sé porqué me regalaron el gordo y los que vienen en transporte, ahora tenían una respuesta, los habían elegido mis padres, los que casi siempre tienen el gusto en el culo. Por lo menos no me mintieron al decir que los ponían por la noche...

Pobres pavos, su esperanza de vida intacta durante todo el año, llegan principios del mes fatídico, y el año siguiente tienen que poner de su parte para volver a hacer crecer la nataliad. ¡Qué pena! El turrón, ese producto que cuando llega Navidad es el elemento que suple, junto con los de juguetes, perfumes y champán, los anuncios de estas fechas televisivas. Lo curioso es que están una parte del año y se van, es como las castañas, hay que convervarlos bien para seguir teniéndolos todo el año, disfrutar de ellos en otra fecha que no sea ésta. La única idea que me parece bien del todo es lo de las campanadas, pues que todo el mundo, ¡el mundo entero! (desde donde lo veo yo), esté en silencio al compás de los sonidos de una campana tras otra, es un momento para vivir muchos años, porque el resto del año no hace sino darle a la lengua para bien, o para mal. Espero que todos tengamos uvas (esa fruta que era 15 veces más barata en Noviembre), así estaremos callados, sin abrir la boca nada más que para comer, disfrutando en paz del silencio de la noche al nuevo año.

No se puede acabar sin nombrar un fallo de estas ilustres y recordadas fechas, la igualdad. Y es que mientras una familia se abraza sabiendo que ha llegado el primo hermano de la mujer del padre de la madre de mi sobrina política, que se ha desplazado desde Canadá; o mientras vemos a los amigos que han jugado en los recreos del colegio con nosotros, esos que siempre han crecido a la par nuestra y que ahora volvemos a disfrutar con su presencia; mientras que a los papás les toca hacer de comer para contentar a las mujeres, que estarán colocando los regalos en el árbol antes mencionado; mientras los niños de todos los agraciados padres están correteando y jugando con los "antiguos juguetes", divirtiéndose del reencuentro... otro tanto de población está comiéndose los mocos como siempre, sabiendo que mañana tienen que levantarse para encontrarse con la misma mierda de vida que llevan, quitándose las causas de las magulladuras que tienen en las plantas de los pies, porque todavía Papa Noel ni los Reyes Magos, han sido capaces de trazar un camino para llegar hasta allí, no pueden poner como excusa que iban ya muy cargados, porque un par de zapatos no pesan tanto...

En fin, que la alegría y la armonía propia de estas fechas siga ablandando corazones... Me voy que tengo que ir a comprarle el regalo a mi hermano, ya que estoy miro a ver si tengo algo más que comprarle a mis padres, mi novia este año se lo merece también, algún amigo caerá, no digo quien... y el resto de la familia, me sabe mal llegar allí sin nada en las manos, que joder, ellos también lo harán. Me pregunto cuánto me saldrá el papel de regalo, tanto paquete para envolver...

¡Que viva la Navidad! (Ahora sí, lo siento).

viernes, 11 de diciembre de 2009

El núcleo de mi corazón



Las hojas estan sobre la tierra
La caída ha llegado
Los cielos azules se vuelven grises
Como mi amor
Intento llevarte
y hacerte sanar
Pero nunca fue damasiado
Debo ir.

¿Y quien va ha salvarte cuando me haya ido?
Mirará sobre ti
Cuando me haya ido.

Dices que te te interesas por mi
Pero lo escondes bien
¿Cómo puedes amar a alguien y no a ti misma?

¿Y quien va a salvarte cuando me haya ido?
¿Y quien mirará sobre ti cuando me haya ido?

¿Y cuando me haya ido quién romperá tu caída?
¿Y aventar tu flama?
No me puedo ir dejandote perdida de todo pero puedo ganar
¿Quién facilitará tu dolor?
Facilitará tu dolor.

¿Y quien va a salvarte cuando me haya ido?
¿Y quien mirará sobre ti cuando me haya ido?
¿Y te dará fuerza cuando no seas fuerte?
¿Quien mirará sobre ti cuando me haya ido lejos?

La nieve esta sobre la tierra
El invierno esta viniendo
Tarde tu escuchas mi voz
Pero me he ido lejos.


A buen entendedor, pocas palabras bastan.

NO QUIERO COMENTARIOS.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Anexos rutinarios




Perlas y cerdos privados de mí
Mi camino ha sido largo y cansado
Estaba perdido en las ciudades
Solo en las colinas
No siento dolor o compasión por irme.

No soy tus ruedas dando vueltas
Soy la carretera
No soy tu paseo de alfombra
Soy el cielo.

Amigos y mentirosos no esperan por mí
Porque seguiré yo solo
Caminé millones de millas
En mis talones
Y sigo demasiado cerca de ti
Siento.

No soy tus ruedas dando vueltas
Soy la carretera
No soy tu paseo de alfombra
Soy el cielo
No soy tu viento que sopla
Soy el relámpago
No soy tu luna de otoño
Soy la noche.


Como todo humano que no sea de oriente, cuando se levanta por la mañana, tiene los ojos chiquititos, casi pegados a los párpados.

Sigo una rutina que tiene como fin primordial e insustituible esa bebida de origen africano, que en sus inicios fue castigada por las órdenes del Corán.

No basta con echarme esa agua con doble dosis de cloro (cortesía de San Cristóbal de La Laguna) para quitarme aunque sea uno de los múltiples problemas que pueda llegar a tener.

Hago un recuento de mis recuerdos en ese sentido, tranquilidad, no gires la cara, el espejo te mira, siempre ha sido así... ¿de qué te quejas?

Como esa persona con miles de cosas para elegir y todas con un mismo nivel de gusto, sin saber elegir por donde empezar a escoger, así se puede empezar a tratar cada uno de ellos.

Victorioso puedo salir de la batalla en solitario contra esos pasatiempos de sabor amargo, pero mañana otro viene a pedirte la revancha, y tienes que aceptarla, porque son violentos.

Voy dando saltos de humildad, reflejo en cada impulso una sonrisa aparente, me quito la camisa y tengo rastros de moratones por todo el cuerpo, la vista no puede ver lo que esconden las apariencias, ¡lástima!

Desato mi ira con lo que me gusta, mis tímpanos me han gritado a grandes voces por contaminación acústica. Claro, no los he oido, tenía puesto los cascos.

Hablar sin mostrar lo que puede o no pasarme no es ser falso, es tener el Don de la omisión personal. Y es un Don porque nadie tiene que estar triste si se puede ser feliz, ¿para qué suprimir eso por lo otro?

La Teoría de la Causalidad, repetitiva, pero una gran baza. Sabemos que una causa siempre tiene un resultado. Unas personas tienen más suerte que otras, pues algunas no cuentan esos resultados con gesto serio, a otros sin embargo no les queda otro remedio.

Tengo un álbum en mi mente con diferentes capítulos problemáticos que he tenido el placer de coleccionar, cada pegatina es un momento que ya ha pasado, hoy en día, podría avanzar mucho en la colección, y así lo haré. ¡Qué ilusión!

Me restrego en la frente lo bueno que tengo, en el lado derecho, que la izquierda sigue en tratamiento. Nunca un aliento ha sido tan poco refuerzo para mi ser. Cosas que da la desmoralidad...

Si me falta algo pienso en un porqué. Cuando me pregunto muchas veces eso, paso de preguntarme a insultarme. Esos insultos los he aprendido de David Hume, viva el empirismo.

Cada hora que pasa tengo una canción diferente que poner en la lista de reproducción de mi realidad. Que alguien cambie sin querer el orden aleatorio, porque cada vez las letras son más tristes.

Llegar al punto de escribir para desahogarse es algo que recomiendo a todo el mundo. Eso sí, hacedlo con precaución y respeto, que nadie se sienta ofendido o te pueden denunciar por ello. (Menos mal que esto va dirigido a mi persona).

Hoy lunes 30 de noviembre he hecho una copia de seguridad del disco duro de mis documentos, no hablo de mi portátil, hablo de mi mente. Nunca se sabe cuándo nuestro procesador tiene daños y tenemos que buscar un punto de funcionamiento adecuado para volver a empezar.

Reflexiones de una mente privilegiada amortizan el sufrimiento que me pueda surgir por las circunstancias. ¿Qué tengo que hacer para seguir manteniéndome firme y en esta línea? Esperaré a ver si mañana no llueve y hace un día perfecto.

Hay veces que me pregunto porqué soy tan gilipoyas (con perdón), pero siempre termino discutiendo no esa pregunta, sino el volumen de esa gilipoyez. Será porque además de gilipoyas soy razonable.

A veces también me pregunto cuánto costaría dejar mi ser en manos de un programa de cambio radical, para que me conviertan en un niño lo más inocente posible. Sería una forma de centrarme únicamente en lo que estoy haciendo, lo que pasase alrededor me daría exactamente lo mismo.

Mis 24 horas del día se transforman una a una en una pantalla tipo Matrix, sólo se ven letras en blanco y mucho números. ¿Equivaldría eso de alguna forma a mi deseo de que pase el tiempo?

Anteayer no tenía futuro. Ayer lo predecía mirando mi pasado. En un presente no muy lejano me adelanto a los hechos que no quiero que sucedan. Pasado el tiempo espero no llevar razón, no quiero.

Nunca, o casi nunca, le he pedido nada a nadie. Esta vez tengo que hacerlo. Ya lo he hecho. Ahora lo envío. Espero respuesta. A ver si no lo pierdo. Bueno... tengo la copia de seguridad. ¡Ya no me acordaba! Hay veces que pienso...

Bueno, se hace de noche, en otras circunstancias seguiría hablando, pero tengo que apagar las luces de esta situación. Mañana es otro día, recordad ser felices, no llenaros de problemas absurdos y, por supuesto, ¡sonreír!

Iluso.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Mi cuento preferido: "Reflexiones"























Afrontar con pensamientos el abismo de una separación requiere mucho esfuerzo moral, un punto de apoyo que nunca debe flaquear. Las reservas de autoestima siempre tienen que tener cabida, pues los momentos de decaída pueden provocar un tsunami de lágrimas que destrozan todo cuanto encuentran a su paso, el esfuerzo de lo conseguido se convierte en escombros y su reconstrucción conlleva tiempo.

El Joven Aprendiz miraba cada instante su reloj, parecía como si el tiempo fuese en contra del recorrido de aquel tren, no avanzaban las dos agujas dispares que marcaban las horas, no veía el momento de llegar a su destino para comenzar su cuenta atrás particular. Inquieto, aquel vagón solitario lo llenaba de melancolía, pues aunque los minutos se estancaban, el peso de su cuerpo aumentaba cada vez más, los recuerdos de la Princesa se iban colocando en fila en lo más profundo de su mente, desplegaban una marcha constante hacia su alma que le hacían venirse abajo; ratificar la certeza de que cada segundo que transcurría era el triple en metros rumbo hacia una distancia mayor marcaban el cuello de su camisa, pues ese era el recipiente que habían elegido sus lágrimas para amontonarse.

En cada parada que hacía su transporte a la lejanía aprovechaba para llenarse de ánimos. Divisaba su destino en el horizonte y se reconfortaba para sí mismo en pensar que tras esa llanura había algo digno por lo que hacer ese viaje. Alzaba la vista una y otra vez para tener la suerte de encontrar una persona cuya profesión fuese la entrega de la correspondencia, esos barcos de papel que venían en un vehículo diferente pero que siempre llegaban a tiempo, puntuales, nunca fallaban, en cada parada había un cabo para desatar, abrir y tener algo para sonreír en la siguiente ronda de raíles por las que circulaba su vida en esos momentos.

"El tren con destino ANXIETAS está a punto de partir. Por favor, señores pasajeros, tomen asiento en la mayor brevedad posible. Gracias y buenas tardes".

La llamada era una señal de que la espera en vistas a la esperanza había terminado. Sin gesto serio ni pesimismo de ningún tipo, el Joven Aprendiz subió de nuevo a aquel trozo de metal que suspiraba humo, volvió a su asiento preferido y se dispuso a afrontar una nueva aventura en forma de monotonía de aquel largo viaje, reflexionando sobre papel cada instante que había vivido, cada pizca de sentimiento que pedía paso en su mente, agrandando la lista de deseos por cumplir, murmurando silenciosamente todos los ratos pasados y por pasar de su, por el momento, incompleta vida.

El sonido de la velocidad subdesarrollada de aquella máquina hacía imposible conciliar sueño, dejarse llevar por el contraste de luz que cegaba el cuadrilátero en que estaba era una opción más. El Joven Aprendiz seguía con los ojos bien abiertos aquel panorama, repasaba insistente motivos para elevar la cabeza y suspirar, buscaba en el recuerdo cualquier instante que le hiciese pasar por su paladar el mejor sabor posible para paliar el hambre de extrañar, intentaba llenarse de alegría para combatir el dolor de la ausencia.

Sin saber cómo ni por qué, cuando volvió a tener vista, el sol que entraba por la ventana le devolvió a la ceguera de inmediato. Había empezado un nuevo día en su viaje. "Ya falta menos para que acabe esta agonía y empiece otra más dulce" -decía-. A lo lejos, fijando bien la mirada, todo le decía que una nueva oportunidad de hacer más ameno el transcurso lento que vivía se acercaba, pues una nueva parada se anunciaba mediante voz anónima:

"Próxima parada: SPES"

Aún no se oía el sonido del freno de aquel trasto, ese chirriar que advertía más que la misma megafonía, pero el Joven Aprendiz, guiado por el desespero, ya lucía postrado delante de la puerta de salida. Cuanto más tardara en salir, más tardío sería el momento en que sus manos recibieran con deseo una conjunción de palabras embueltas en un sobre, algo que se había convertido en el único modo de saber de la existencia de quien ocupaba la totalidad de su corazón, quien abarcaba todos los espacios de su mente, el recuerdo al cual se agarraba cuando su alma tenía frío, la Princesa.

Aquel nuevo lugar no le gustaba nada. Corría un viento helado que traspasaba la tela de su abrigo y se calaba en sus huesos. Casi nadie había elegido aquella parada para terminar su camino, y no era para menos, el ambiente traducía tristeza, un solar deshabitado donde las pocas personas que caminaban por sus laberintos parecían haber perdido la educación en la mirada al nacer. No obstante, sin hacer más interpretaciones innecesarias y prestar más atención que la debida, se centró en repasar cada rostro para volver a subir al vagón con lo reconfortante de su objetivo. Pero no había ningún ápice de ilusión en ese sentido, en menos de lo que canta un gallo, el lugar siniestro que pisaba se quedó vacío, en silencio, sin presencia alguna por la cual quedarse allí. Cabizbajo, impotente y preocupado, subió a su nueva casa en busca de un aliento que no iba a encontrar.

"El tren con destino LUX está a ..."

Sus manos taparon los orificios por los que quería entrar el resto del mensaje incordiante del momento. Imaginaba cómo sería dormir y no despertar, entregar su ser al azar y continuar un viaje maldito, con las ganas de que el final fuese como el principio: indoloro, insonoro, comprensible.

Antes de descender en pensamientos que visualizaran una negativa contraproducente en sus actos, reconstruía la realidad en base a recuerdos lejanos, tomaba nota de los motivos y hacía un esquema de las causas que lo obligaban a estar así. Echaba una ojeada al cristal que yacía a su lado a modo de espejo y le preguntaba a aquel rostro coasideforme que tanto se parecía a él:

"¿Es este el mismo camino a la perfección que en su día tomé como cierto o es un reflejo pasajero como el rostro con el que estoy charlando?"

"¿Tengo realmente motivos aparentes por los que estar así o la impotencia y preocupación extrema de mi cuerpo exagera cada palmo de segundo que paso en soledad?"

"¿La vida me ha regalado sonrisas para luego quitármelas o vivo un momento de abrupta prueba difícil pero no imposible salvar?"

"¿Estos trozos de lectura incomprensible que escribo fruto de los alfileres que tengo clavados aquí dentro, podré decir que los he escrito por razones que escapan a mi control o la certeza conllevará el fin de un sueño que tomaba forma de realidad?"

"¿Debo mirar mi destino con los ojos aguosos pero igual de esperanzadores o esa salinas que tengo como párpados tienen una sal que se ha condensado para siempre?"

Cada pregunta retumbaba en el unísono, traspasaba las paredes de aquel reflejo y se perdían fugaces, a la velocidad de la luz, en el instante en que se topaban con la brisa. Nunca una incomprensibilidad, por muy nefasta, hacía llorar tanto. Nunca una realidad tan poco querida era tan semejante a aquella agonía. No pensaba sino en dar cuerda al tiempo, que pasasen las horas rápido y que su parada, su última parada, se anunciara de una vez por todas. Posibilitar descanso a su mente era la mejor medicina, así que se dispuso a buscar refugio en el sueño, aunque se trataba de una hazaña bastante complicada. No obstante, ese momento tan esperado llegó, después de un largo rato sus ojos acabaron rindiéndose, aburridos de tanto pensamiento, exhaustos de tanto llanto.

Tras salir de la subconsciencia, se percató de que todo seguía igual: sus pertenencias, su habitáculo, su vida... Por desgracia nada había cambiado. El sonido tembloroso y siniestro de siempre se dejaba notar, por lo que pensaba que todavía quedaba trayecto; la visión oscura y espesa le decían que el amanecer aún tenía que esperar su turno; el sigiloso silencio como monopolista del momento reflejaban que él era el único ser despierto en esas altas horas de la madrugada.

Habían pasado ya seis horas y todavía seguía estático, sin mover un palmo, deseoso pero a la vez pasivo ante el hecho de tomar tierra y dar fin a aquella aventura en forma de viajero. Esta vez no tenía prisa, era indiferente ser el primero o el último, ya no había ganador. Por su izquierda amanecía en la velocidad un nuevo hospedaje, una nueva realidad, un nuevo reto, una solución a sus problemas, un reencuentro con el ánimo, pues dicen que cada día, es una nueva oportunidad para alegrar el alma.

"Próxima parada: YOCLA"

Un equipaje adicional tenía que cargar obligatoriamente el Joven Aprendiz: su desmoralidad. El final del trayecto, que debía ser el comienzo a la felicidad pactada, era otro alto en el camino; dar pasos hacia la nada haciendo círculos en el suelo; consolarse con la tristeza de que todo podría ser incluso peor; elevar la cabeza por debajo de los hombros para, con miedo, visualizar todo aquello que se mostraba frente a él, novedoso, pero carente de interés.

Como animal de mercancías, necesitaba algo que fustigara su cuerpo para hacer funcionar sus piernas. No sabía qué hacer, dónde ir, qué vereda escoger, pues todas eran seguidas por la preocupación de su mente. Los impulsos sin valentía hicieron que dejase atrás los raíles de aquel tren. "Ya no hay marcha atrás", -pensaba-.

Deambulando, llegó a una calle sin salida. Tras ver que no existía ningún hueco por el que pasar, suspiró, dio media vuelta y se dispuso a buscar una nueva señal. Cuando alzó la cabeza, sintió que alguien le advertía de su presencia a su lado tocándole insisténtemente el hombro. Era un hombre mayor, con barba, vestido con un traje de color verde y con voz consumida por los años:

"Buen día joven. ¿Es usted el pasajero 1609?"

"Sí, soy yo."

"¡Gracias a Dios! Lo he estado buscando. Esto le pertenece. Que tenga un buen día."

Aquel señor era algo parecido al mensajero de los Dioses. De su mochila erosionada y maltrecha sacó un rollo de papel frenado en su desplieque por una cinta amarillenta. Dejando parte de su carga en el suelo, después de echar una mirada hacia aquel hombre a lo lejos, ordenó a sus manos que abrieran aquel regalo. El nombre de la nota le era muy familiar, pues era parte de lo que había hecho él en gran parte de su agónico viaje:

"Reflexiones.

Espero que estés leyendo esto con la misma sed de encuentro con tus sentimientos con que escribo yo.

Días duros, mucha soledad, ganas de derrumbe, pero mi mente siempre ha tenido un Príncipe en el cual buscar covijo.

Siempre estaré aquí, esperando, pues prometiste que el final del cuento sería feliz, yo quiero ser parte de esa felicidad.

Acoplo mi vida a la tuya, no lo olvides.

Tu Princesa".

La sensación de miedo en el cuerpo era difícil de erradicar, pero esas palabras consiguieron empezar a hacerlo. La piel seca, el gesto congelado y el cuerpo enfundado en el escalofrío de los momentos pasados se apoyaron tras el calor que desprendía la hoguera prendida por esa nota. Leer y volver a leer hasta aprender de memoria, de tal manera que esos pensamientos que tenía en la cabeza, esos habitantes ocupas que nadie quiere tener como vecinos, fueran expulsados y ocuparan su lugar otros muchos, más amenos, menos reencorosos.

El Joven Aprendiz tenía tiempo de responder ese gesto de existencia, pero ahora tenía que seguir con su marcha. Mientras lo hacía, pensaba en el título de aquel papel: "Reflexiones", -pensaba-. Esas explicaciones que salen del alma como represaria de un acto, concientes de un cambio para bien en la vida, una torna que no admite palabras, pues toma como único dato empírico a la experiencia convertida en hechos.



Jaco. Mi cuento preferido...

sábado, 14 de noviembre de 2009

Dos días antes: ¡Feliz Cumpleaños Alex!

























Que conste que me adelanto dos días a la fecha, pero para ese entonces puede que me haya olvidado de hacer esto, puede que me haya atropeyado un camión (siendo sarcástico), puede que el café me haya enviado cafeinómanamente al cajón (siendo aún más sarcástico) o puede que Chuck Norris haya practicado sus nuevas artes conmigo y también me haya muerto así (siendo friki... "y qué!"), por todo ello, yo soy así, y nunca cambiaré, ahí va mi trocito de palique mientras el prota está intentando estudiar en otro sitio donde no estoy yo jejejeje.

Podría subir una foto nuestra, pero como estoy cagado con lo de la Ley de Protección de Datos y hasta el más amigo te puede denunciar por dejar su rostro a las andaduras de internet, me lo guardo y me evito el beneficio de la duda en cuanto a problemas que puedan llegar, así me quedo con los que tengo, que no son pocos, como todo el mundo.

No me acuerdo, pero recuerdo que una vez dijimos: "Pues a ver cuándo te vas a Tenerife a estudiar y compartimos piso cuando vayas". Acabadas esas palabras estábamos hablando de 3º de la Eso, creo que con decirte ese curso, no hace falta ni que siga nombrando, ni instituto de procedencia, ni con quién nos topamos en clase, ni las locuras por las que merecía levantarse temprano todos los días y, por supuesto, las notas, ahí más me cierran la boca a mí que a tí.

Recuerdo también que en esa época tenía 2 viviendas: mi casa y la tuya. Ahora lo aclaro, que no somos gays. Quedar para ir a hacer videoclips de Michael Jackson versionados a El Informal. Compartir gustos por el Final Fantasy. Hablar de música, en aquellos tiempos mucho más limitada que ahora. Hacer trabajos para clase, que tampoco se porqué, pero siempre quedaban para hacer "mañana". Salir a la calle a ver los "experimentos de personajes" que pasaban por ese Santa Cruz. Los vicios que hacían que esos trabajos siempre quedaran para el próximo día... si sigo recordando quizás no empiece a estudiar hoy.

Hablemos de pasadas: voy a mencionar pocas, pero que nunca se borrarán. Me acuerdo de un Saxo dando vueltas por Los Cancajos y ser parados por la "Picola" dos veces, la primera mucho más graciosa que la segunda ("¿pues tú no ves que son papas?"); me vas a perdonar, pero de esa actuación de "Macho, Macho, Men" que hicimos en el instituto, lo único que recuerdo fueron los movimientos, gran parte de la coreografía, los trabajos que pasé visiéndome de Vaquero en aquel zulo, y la vergüenza ajena cada vez que pasábamos por delante de aquella multitud de palmeros descojonados... nada más, y nada menos; si esto que voy a decir ahora fuese en estos tiempos, pues mira, hasta me hubiese gustado, pero me viene a la mente también el viaje a Francia en ese avión, los trayectos de guagua (autobús para aquellos de lengua peninsular), esos momentos por fuera del Instituto francés aquel... todos y cada uno de esos momentos, Fredy hablaba más que tú, porque no había momento que no hubiese una canción de Queen en los disman en aquel entonces; lo que nos reimos con las desgracias, bueno, tú te reiste más que yo, porque Ayut sufría las consecuencias de que unos franceses quemaran la basura en la chimenea de su casa provisional, pero es que yo me quedé sin Karts, y aún sufro las consecuencias; los momentos de Chiqueta y Ayala (entonados suenan mejor) cuando jugábamos (y nos cortaron la progresión) en La Palma Excelentísimo Club de Fútbol; todo un rastro de pasadas, momentos, recuerdos que tuvieron un parón, porque yo seguí armándola y tú te fuistes a estudiar, pero que todo volvió a la normalidad cuando los Dioses del Olimpo (en honor a Kratos) me dieron la opción de venirme a Tenerife o destinarme a la Bloquera de Mazo, y como soy más de Breña Alta que mazuquero, pues elegí Derecho, por tener miedo a los números, que sabes que soy medio biólogo.

Compartiendo piso (que ahora por eso, no se a quién le toca limpiar), ya darle a la mente y compartir con palabras 4 años de vivencias sería alargar estos textos, unos están ahí en fotos, otros, por suerte o por desgracia, están en videos, y otros simplemente se guardan en la mente. Pero no creo que haya mente más privilegiada. Risas, fiestas y buenos momentos no han faltado, y aunque parezca mentira, con lo difícil que es una convivencia, se quiera o no, tampoco han habido trifulcas que mencionar, así que ya hay otra cosa más que habrá que celebrar.

Momento sentimental: Hay amigos que tienen únicamente la consideración de amigos, pero que en palabras literales son, conocidos. Luego hay otros que se pueden considerar amigos, no obstante, no les cuentas la totalidad de cosas que podrías contar. Ya en otro escalón superior están aquellas personas a las que puedes llamar cualquier hora del día, sean movistar o vodafone, de derechas o de izquierdas, frikis o menos frikis, que sabes que te van a responder, te van a escuchar, y a esos ya se les puede llamar amigos de verdad. Pues he aquí una dedicatoria, felicitación o simplemente un gesto de agradecimiento para un amigo de verdad. Todavía no he mencionado su nombre, Alex, pero creo que con la foto que hay en el principio de la entrada se sentirá identificado.

Desearte un Feliz Cumpleaños ya lo haré luego, tanto al final del todo, como en unas horas, mañana, el día del Juicio Final, y dentro de dos días de nada, aquí simplemente quiero agradecer, por encima, todos esos momentos que han pasado con protagonismo mútuo, porque sigan siendo muchos más, que seguro será así, y no te voy a decir que brindar porque la amistad no se acabe sea algo para este momento, porque ese fin es tan imposible como el hecho de que dejemos de ser antimadridistas. Lo dicho, gracias por ser como eres (a veces sí, y otras aunque menos, también) y aunque no sea muy hablador, muy de manifestar mis emociones desde el momento en que me sucedan, que no signifique eso que no crea que pueda confiar en tí, que muchas veces en ratos de camino hacia el piso después de una noche de alcohol, sabes que lo he hecho, y eso tampoco quiere decir que tenga que estar borracho para soltar palabras, simplemente sabes cómo soy, unas veces tanto y otras tan poco, pero nunca para mal.

Me dará una pena enorme cuando tenga que decir adiós a Tenerife, pero no porque los chicharreros me caigan como el culo, sino porque entre las muchas cosas que dejaré atrás para adquirir otras, una de esas "cosas" (alusión ahora a Ana), será un amigo para toda la vida.

Un abrazo enorme, no me voy a poner sentimental que no se me da bien.

Jaco.

martes, 10 de noviembre de 2009

Mi cuento preferido: "Barcos de papel"






















Hasta ahora, echar la vista atrás era como memorizar, para el Joven Aprendiz, los pasos que había dado en su vida e ir poniéndolos como nenúfares sobre el pantano de la realidad, para no caer en ese agua tan llena de grietas, esos errores que dicen algunos son típicos en un ser humano sólo porque alguien no eligió bien la manzana a la que darle una mordida. Ahora tenía otra visión del pasado, en este momento había otros motivos por los que mirar ese espacio de tiempo ya transcurrido.

Era el momento de no repetir palabras, quería ser original, sorprender con cosas nuevas, llegar bajo la ventana de la Princesa con una canción diferente cada tarde. Había que ser incluso más sincero que la mismísima sinceridad que le caracterizaba, no tenía porqué esconder cosas, no había necesidad de ejercer de actor y doblaje con ella, pues ella no lo iba a hacer con él; esta época de su vida era especial, nunca antes sentida, sus neuronas recorrían su cabeza gritando un mensaje repetitivo unas a otras: "Burla la felicidad con más felicidad" -decían-; aquel entonces no tenía porqué morir en el final del día, porque incluso la noche debía servir para soñar con ella, vivir la realidad con los ojos cerrados; ahora había una doble responsabilidad para él: ser y hacer feliz.

Como cuando un niño se levanta sobresaltado de su cama porque su inocente pensamiento le dice que ya es Navidad; como un nido de pequeñas aves casi sin plumas ven cómo se acerca una sombra volando a la que pían llamando mamá, que los alimenta; como el más humilde campesino se acuesta cada noche sabiendo que un día más ha podido alimentar a su familia; como todos estos manjares emocionales que hacen que cada despertar, por muy amargo que pueda llegar a ser, se convierta en unas intensas ganas de vivir, se sentía el Joven Aprendiz cada número que avanzaba el calendario.

"Debo darle gracias a mi fecha de nacimiento, a ese día en que mis queridos padres decidieron jugar con el azar para despertar la semilla que germinó con mi aparición en este mundo, pero no sólo por el hecho de nacer, sino porque el destino me haya dado la oportunidad de hacerlo en unos límites establecidos para que pudiese tropezar en mi camino con ella" -pensaba agradecido mirando al cielo el Joven Aprendiz-. Y no hacía falta leer esas palabras en la mente de este muchacho, porque el simple gesto de la sonrisa de ambos cuando el tiempo se les echaba encima y llegaba el momento de despedirse, traducía unas expresiones con las que se daban las gracias mutuamente antes de partir cada uno por su lado: "Gracias por existir".

Como toda historia con final feliz tiene un punto de sufrimiento, ésta no podía ser menos. Cada camino a la felicidad está lleno de pruebas, unos obstáculos tan falsos como reales, que si no consigues esquivar te hacen dudar hasta el punto de dar media vuelta y buscar un nuevo punto de partida, pero que si se es capaz de superarlos, te hacen un poquito más fuerte, te dan la habilidad de la invulnerabilidad moral, es más difícil hacerte caer y llega un punto en el que eres invencible.

Un mes de Otoño, un 18 de Octubre, la Princesa había tenido un día muy duro. Desde tan temprana edad, sus responsabilidades consumían su tiempo, pero era un tiempo necesario para su futuro, de obligado cumplimiento. Perfeccionar su arte día a día amedrentaba las horas, contentar a la multitud con su desparpajo había propiciado que la noche fuese un regalo en forma de descanso merecido. Por esa razón, su cita con la felicidad se demoró, una y otra vez pensaba con tristeza que había faltado a "su Príncipe", que la espera había sido el cauce para que el frío propio de la desesperación se calara en sus huesos quitándole la sonrisa de siempre al ver que no había aparecido en el lugar en el que siempre elegían para intimar.

Pero todo fue muy distinto a las predicciones que se había hecho su pensamiento, pues al abrir la ventana y echar la vista a la naturaleza, a aquel banco verde en el que siempre había un ser que le regalaba presencia, el gesto de su cara cambió, pues allí sólo había un ser, un cuerpo abstracto: el silencio, la soledad.

"¿Qué habría sucedido? -se preguntaba la Princesa- ¿se habrá aburrido de esperar y sus miedos se habrán apoderado de su cuerpo haciéndolo ir en contra de los que, según me ha dicho, son sus sentimientos? ¿O es que su estudio ha sido mucho más complejo que mi labor y le ha imposibilitado darse un baño en la monotonía que tanto nos gusta a los dos todas las tardes de los días?" Tras esperar un largo rato, con gesto serio y preocupante, la Princesa se dispuso a cerrar esa ventana de la vida, hasta que un ruido allá afuera, un sonido que poco a poco se fue convirtiendo en la silueta de una persona, hicieron que volviese a abrirla, y al endurecer su visión, su cuerpo estallaría de júbilo y emoción, pues el Joven Aprendiz se había resignado a faltar a la cita en la agenda de su felicidad particular.

De igual modo, su aparecer, vestido con el cansancio y ataviado con una expresividad triste, muy poco usual en él, hicieron pensar por instantes que sería una conversación no muy querida por ambos, muy diferente a las anteriores, repletas del mayor significado de dos enamorados. Así, después de una sonrisa como saludo, una mirada brillante como agradecimiento de que el día no se hubiese acabado en irse a dormir sin haber vivido un poco de lo de siempre, y un paso al frente como símbolo de que los sentimientos no habían cambiado de ninguna de las maneras posibles, el Joven Aprendiz se dispuso a decir unas palabras llenas de agonía, heridas y sufridas, pero vencidas por el gesto de valentía hacia el futuro, un coraje digno del pensamiento de que por lo que luchaba merecía la pena:

"Perdón por aparcer sin casi tener tiempo de vivirte todo lo que querría y por hacer que el lugar preferido por tu desespero sea ese rincón por el que te dejas ver ahora, pero mi tardanza ha sido motivada por una noticia que te debo hacer llegar, muy a mi pesar, a tus oidos.

Hoy en la madrugada marcho en un tren con billete de ida pero no de vuelta. Se acabaron esos días de cercanía bajo tu ventana, serán sustituidos por días más confusos, lejanos en cuanto a mi voz, pero igual de presentes en cuanto a amor, pues seguiré siendo el mismo desde allí, te haré vivir como vives hoy desde cualquier punto del planeta al que me tenga que desplazar.

Si en este momento tengo que partir para elaborar mi futuro lejos de tí, ten presente que volveré pronto para compartirlo contigo. Palabra de alguien que ayer te quiso no tanto como hoy, y que mañana seguro que te querrá más, así hasta que para que lo logres entender no tengas que apoyarte tras ese rectángulo de madera, sino que sea yo con el calor de mi mano y la sinceridad entrañable de mi mirada el que te lo demuestre cada momento que pase a tu lado.

Toma esto como un reto, no como una despedida, y recuerda que mi mente, aún estando a otra orilla física de la tuya, siempre estará presente en este mismo espacio en el que te hablo, siempre estará pensando en una Princesa".

Cuando el Joven Aprendiz se despidió y se dispuso a volver sobre sus pasos para partir en un viaje provisional y duro hacia la distancia, la tristeza propia de sus palabras recalaron en su destinataria. Pero no era el momento de llorar, aunque tampoco de sonreir, había que buscar un punto intermedio de fuerzas unidas por un sentimiento que nunca iba a morir. Había que esbozar una sonrisa por lo que pronto llegaría y no por la melancolía del presente.

Había comenzado un período de barcos de papel, esos navíos llenos de palabras escritas que navegaban por un océano con el objetivo de desembarcar en un momento de felicidad. Llegar al puerto y descargar una mercancía que hiciese duradera las ganas de seguir avanzando en un viaje a la alegría, un viaje sin retorno donde se sabía de antemano la localización exacta de un tesoro de un único conquistador. Una y otra vez, esos barcos zarpaban hacia un mismo punto cardinal, seguían una ruta igual que la anterior, pero la carga era cada vez mayor, esa mercancía era más voluminosa y necesaria en cada envío, el sentimiento puesto sobre cada uno de esos trozos comunicantes se traducía en una relación remitente-destinatario capaz de llenar el alma a cualquier ser viviente. Era un momento en el que echar de menos se había convertido en el pan de cada día.



Jaco. Mi cuento preferido...

viernes, 6 de noviembre de 2009

Mi cuento preferido: "Sí Quiero"






















Cada relato en la ausencia pierde parte de su valor, pues si no hay nadie que lo escuche, la alegría en forma de palabras se adentra en un mundo sin respuesta, un pozo sin fondo, sin eco y sin retorno, se convierte en dolor propio del rechazo a una contestación que desde un principio se sabe que no va a haber, pero aún así, el Joven Aprendiz apartó de sus manuales esas consideraciones, le habló al silencio con el gesto de buena fe y el resultado reforzó su alma. El reencuentro con la mejor felicidad que se pueda describir era imposible de clasificar en una lista de momentos felizmente recordados.

Habían tantas cosas que contar, se habían conglomerado en la mente tantos detalles, aventuras y curiosidades, eran tales los momentos que habían vivido cada uno por su lado, que las antiguas conversaciones entre la Princesa y el Joven Aprendiz aumentaron en volumen, pasaron a ser escrituras colosas llenas de una charla mucho más sociable que antes.

Una y otra vez, se citaban en el recoveco de siempre. Sonrientes, alegres e hiperactivos, ella miraba a las montañas, él miraba al mar, ambas vistas eran perfectas para pasar los días aprendiendo el uno del otro, ni el Diario con más capacidad podría albergar tantas promesas, tantos deseos y tantos planes como los que elaboraban en cada uno de sus relatos. Lentamente, sin darse cuenta nadie, en un poco espacio temporal, el Joven Aprendiz se sentaba más próximo a ella; la Princesa hacía su asiento más corto y aportaba su granito de arena a la cercanía, hasta que la vergüenza no se veía en sus rostros, pues sentarse justo al lado de la mejor compañía posible era el mejor regalo del día.

"¿Qué pensará él de mí?" -Se preguntaba la Princesa- ¿Seré lo suficientemente noble como para que mi sinceridad me lleve hasta su mente? ¿Soy ese tipo de Princesas que merecen que un Joven de buena personalidad pueda componerme una canción que me haga suspirar? ¿Realmente quiero esto o todo es fruto de lo grato de su amistad?" Y es que la monotonía de la presencia del Joven Aprendiz se había convertido en algo cuya falta creaba una laguna en las horas. Tras realizar sus quehaceres, se asomaba a la ventana para ver si había llegado su momento de la charla, si aparecía en su visión la persona que la sacara de la rutina y le regalara una sonrisa sin cobrarle nada a cambio.

"¿Qué pensará ella de mí?" -Susurraba para sus adentros el Joven Aprendiz- "¿Será su sensillez el atractivo de una Princesa normal pero a la vez incomparable con otra la que me hace que me salgan melodías sin casi poder evitarlo? ¿Debo pensar que soy yo el motivo por el que se asoma a su ventana todos los días? ¿Pensará su mente en común con la mía en que hay algo tan especial en su mirada que no hay distracción posible que me aparte mis ojos de los suyos?" Todas las noches, al irse a la parte más oscura de su habitáculo para cerrar sus ojos y amanecer el nuevo día, el Joven Aprendiz hacía un recuento de los pensamientos de su intelecto, aquellas palabras de esos duendecillos que tanto lo conocían a él, pero que juraría no haberlos visto nunca.

La miel más dulce que podía ser catada por un paladar, el antojo nunca antes deseado por la voz interior de una embarazada, el sonido más hermoso que un sistema auditivo tuviese el honor de almacenar, el mayor manjar existente en la faz de la Tierra para ser probado por el ser humano; no tenía ni un ápice de comparación con respecto a los sentimientos que segundo a segundo se iban gestando en el núcleo de dos cuerpos mortales, una Princesa y un Joven Aprendiz, un tumulto de impresiones cada vez más positivas que no podían acabar de otra manera que con un susurro al oido de ambos, apostando por un futuro donde la balanza de la vida siempre se decantara por el lado más sonriente y maravilloso que pudiese ser inmortalizado en una simple fotografía.

El Joven Aprendiz sabía lo que tenía que hacer, pero discrepaba al pensar si aquellos seres sin rostro le habían extirpado todo el miedo. Llegaba la noche y se acostaba en el suelo mirando los puntos resplandecientes que yacían allá en lo alto, les preguntaba uno por uno si era verdad lo que su corazón decía; les pedía consejo de cómo actuar sin mirar el trasfondo y pasado de sus actos; hacía comparaciones entre las respuestas de los mismos con respecto a la persona que ocupaba sus pensamientos; si bien obtuvo un diccionario de expresiones en la respuesta de aquellos astros tan simpáticos, sus aportaciones sólo iban a ratificar aún más lo que primaba por encima de todo para él, pues parecía que esas luces provenían de una misma tribu, tenían un mismo lenguaje, entonaban una canción todas juntas muy semejante a la que cantaba todos los días el Joven Aprendiz: "NO LA DEJES ESCAPAR". "Ya estaba la letra, faltaba la melodía" -pensaba radiante-.

Todo estaba claro, no había más que pensar. No era necesario un mentor que guiara sus pasos hasta hacerlo llegar al final del camino, porque él sabía y tenía memorizado los trazos del sendero que debía seguir. Su brújula apuntaba en una sóla dirección, pues no era una cualquiera, si todo navío tuviese en su timón este tipo de guía, una brújula construida con sentimientos, no existiría la deriva en la mar. Era el momento de actuar, los duendecillos habían hecho su trabajo, no tenía miedo, no figuraba en él la indecisión, recordaba la canción que había entonado con las estrellas, la tarareaba y, orgulloso, lleno de vida, feliz, se dispuso a hacer el principio de su historia de amor, una historia en la que él era el escritor, mientras que el fruto de su deseo, la Princesa, era su mayor fuente de inspiración.

"Cerraré mis párpados por última vez hoy -pensaba- y el día de mañana escribiré una canción y la guardaré en su memoria para siempre". Esas palabras sin voz fueron las últimas que recordó pasadas las horas, porque cuando abrió los ojos, la vida le había brindado un nuevo día. ¡Y qué gran día! Todo a su alrededor tenía su color favorito; los pájaros le dejaban mensajes de ánimo en el correo de la mañana; las nubes que quedaban resagadas por el infinito cielo azul, le hacían guiños mientras pasaban; el sol tenía la cara más sonriente que nunca antes le había visto; los árboles se abrazaban con sus ramas y lo miraban como envidiosos de su buena suerte; era como si todo el mundo se apartase de su camino para no hacerle perder ni un sólo minuto más, pues sabían que alguien muy importante lo estaba esperando.

Bajo la atenta mirada de la improvisación, el Joven Aprendiz se puso en marcha. Tenía una cita con la felicidad y no quería llegar tarde. Tampoco quería hacerla esperar, ya era lo suficientemente sabio como para saber que demorar en el intento de ser feliz le perjudicaba más a él que al mismísimo tiempo. Aceleró sus pasos, tanto que daba zancadas de ansiedad, le disputó una carrera a su mente, pero fue imposible alcanzarla, era demasiado veloz, tanto que cuando llegó al solar bajo la ventana de la Princesa, ya estaba allí hace rato, espectante, pensativa, con ganas de un momento inolvidable.

No hubo tiempo de contar lo que tardó ella en asomarse, antes de elevar la cabeza por encima de sus hombros, la Princesa ya había encontrado la mirada del Joven Aprendiz. Todas las palabras que tenía para decirle se escondieron, ahora lo único que existía del momento eran aquellos ojos, eran estéticamente perfectos, eran para un mortal como el canto de las sirenas para Ulises, un motivo por el que morir un instante, para volver a vivir, resucitar y tener el honor de que fuesen ellos los que le dieran la bienvenida a la nueva vida.

Tras pararse el reloj por unos segundos, la Princesa sólo pudo entreabrir la boca para intentar decir algo, un saludo, un gesto de agradecimiento, pero el Joven Aprendiz ya había roto el silencio con unas palabras:

"No quiero que hables ahora, te lo pido por favor, porque tu voz produce amnesia en mi mente, no podría mediar palabra alguna si lo haces. Sólo quiero que escuches lo que tengo que decirte, que son muy pocas palabras para lo que realmente siento.
Mi lema es la sinceridad, mi fuente de información es mi alma y el motivo por el que junto ambas, eres tú.
Hace años que he estado buscando un ingrediente carente en mi existencia, nunca pensé, jamás, encontrarlo, hasta el día en que tu voz me regaló una melodía; ese día en que tus ojos me cegaron con su mirada; el día en que abriste esa ventana para dejarme cantarte una canción; mi impotencia se convirtió en un sueño, mi desdicha en ilusión y mi tristeza en ganas de vivir.
He conversado con las estrellas, les he pedido consejo, han sido mi oráculo para tomar esta decisión. Has vencido mis miedos con sólo estar tras ese marco y has impulsado que escriba un cuento con más sentido que el que haya tenido la oportunidad de relatar nunca.
Por todo ello, no te traigo flores, no te traigo regalos, sólo una promesa: te traigo mi vida, por si la quieres."

Las palabras del Joven Aprendiz estaban llenas de sentimiento. Miraba al cielo y se veía una reunión de luminosidad espectante; los grandes árboles les prestaban sus ramas a quienes querían darse cita ante aquella declaración; un mundo verde rodeaba aquel escampado con mirada fija en un punto. De pronto, la cara sonriente de la Princesa dejó de verse por un instante para aparecer de nuevo en una fracción de segundo en aquella ventana, y sin más sonido que el silencio, su voz dejó caer una nota de papel que se deslizó en el aire hasta llegar a las manos del Joven Aprendiz. Sólo se mostraban dos palabras:

Sí Quiero...



Jaco. Mi cuento preferido...