Cuando tenemos la mente reducida fruto de la inocencia, siendo niños, seres desconfiados de toda aquella realidad que escapa a nuestras manos, queremos ser médicos, soñamos con ser bomberos, nos ponemos como objetivo llegar a la Luna, o incluso darle patadas a un balón lleno de fama. ¿Porqué nadie ha tenido la esperanza de ser en un futuro una persona perfecta? Esa palabra es tan esquiva a considerarse profesión como adjetivo ideal para describir lo imposible. Es más, muchos agrupan a una persona perfeccionista dentro de la gama de enfermedades.
Antes, mucho antes de que el poderío se demostrase invadiendo un país y reduciendo a cenizas su interior; antes de que el ser humano descubriese el lugar que siempre utilizaba el petróleo para jugar al escondite con él, y siempre ganase; antes de que las religiones pasasen de llamarse “modos de fe tolerantes” a convertirse en “crockis” de guerra; antes de que el desarrollo personal fuese sustituido por el beneficio personal; antes de todo eso, el dinero se llamaba “trueque”. Hoy en día, por dinero se mata, por dinero se infravalora, por dinero se discrimina, y cuanto más dinero se tiene, más dinero se quiere.
El sexo femenino siempre se ha visto como un comodín al masculino. Incluso la manzana pecadora tuvo que ser mordida por la mujer. Desde antaño ha estado destinada a ser relegada e infravalorada. Poco a poco ha ido ganándose un puesto dentro de la sociedad, y justo ahora, cuando mejor profesión ha llegado a tener, es cuando más la matamos. Si la mente no escapa de mi cuerpo, la Teoría del Desarrollo sirve para aprender, no para afianzar nuestra incultura. La tradicionalidad es buena a veces, pero en muchas otras da asco. Según voces de 2 de cada 10 habitantes en la Tierra, Dios, es female, y estoy por creérmelo, porque si fuese de otra manera, ya no estaríamos compartiendo habitáculo en el espacio…
A medida que avanza el desarrollo tecnológico, también avanza el desarrollo de enfermedades. En el pasado se besaba la tumba por esperanza de vida baja, una simple gripe podría ser símbolo de mala cara, gesto negativo. Hoy la gripe es una excusa para no ir a trabajar, pero ha nacido una muerte mucho más segura: seguir vivo. Todos avanzamos poquito a poco hacia la devastación, hacia el fin de los días. Las enfermedades que antes eran incurables, hoy lo son menos, y las que podrían ser curables, hoy las podemos descartar incluso nosotros mismos, sin receta médica. Eso sí, enfermedades como la contaminación, el egoísmo extremo, el ser humano cabrón y el afán de prepotencia, va tres pasos por delante de la realidad y ahí no hay fármaco posible que ingerir.
Los sabios del Siglo XXI se guardan sus tesis o, a mucha honra, las exponen en un programa de televisión en abierto. Se ha sustituido la barba blanca hasta el abdomen por metrosexualidad; las fotos en blanco y negro por las exclusivas fotogénicas; el trabajar para vivir por el día esperado que lleguen las vacaciones; el llorar y recordar una pérdida a insistir en la muerte para conseguir una herencia; una biografía escrita en pluma por una página en la Frikipedia. Vivimos en un mundo deseado por cualquier marciano, y menos mal que no se han dignado a compartir nuestra cultura, porque sería lo mismo que “entrar en un hospital acatarrado y salir con pulmonía”. Damos asco, pero estamos acostumbrados a darlo.
Antes, mucho antes de que el poderío se demostrase invadiendo un país y reduciendo a cenizas su interior; antes de que el ser humano descubriese el lugar que siempre utilizaba el petróleo para jugar al escondite con él, y siempre ganase; antes de que las religiones pasasen de llamarse “modos de fe tolerantes” a convertirse en “crockis” de guerra; antes de que el desarrollo personal fuese sustituido por el beneficio personal; antes de todo eso, el dinero se llamaba “trueque”. Hoy en día, por dinero se mata, por dinero se infravalora, por dinero se discrimina, y cuanto más dinero se tiene, más dinero se quiere.
El sexo femenino siempre se ha visto como un comodín al masculino. Incluso la manzana pecadora tuvo que ser mordida por la mujer. Desde antaño ha estado destinada a ser relegada e infravalorada. Poco a poco ha ido ganándose un puesto dentro de la sociedad, y justo ahora, cuando mejor profesión ha llegado a tener, es cuando más la matamos. Si la mente no escapa de mi cuerpo, la Teoría del Desarrollo sirve para aprender, no para afianzar nuestra incultura. La tradicionalidad es buena a veces, pero en muchas otras da asco. Según voces de 2 de cada 10 habitantes en la Tierra, Dios, es female, y estoy por creérmelo, porque si fuese de otra manera, ya no estaríamos compartiendo habitáculo en el espacio…
A medida que avanza el desarrollo tecnológico, también avanza el desarrollo de enfermedades. En el pasado se besaba la tumba por esperanza de vida baja, una simple gripe podría ser símbolo de mala cara, gesto negativo. Hoy la gripe es una excusa para no ir a trabajar, pero ha nacido una muerte mucho más segura: seguir vivo. Todos avanzamos poquito a poco hacia la devastación, hacia el fin de los días. Las enfermedades que antes eran incurables, hoy lo son menos, y las que podrían ser curables, hoy las podemos descartar incluso nosotros mismos, sin receta médica. Eso sí, enfermedades como la contaminación, el egoísmo extremo, el ser humano cabrón y el afán de prepotencia, va tres pasos por delante de la realidad y ahí no hay fármaco posible que ingerir.
Los sabios del Siglo XXI se guardan sus tesis o, a mucha honra, las exponen en un programa de televisión en abierto. Se ha sustituido la barba blanca hasta el abdomen por metrosexualidad; las fotos en blanco y negro por las exclusivas fotogénicas; el trabajar para vivir por el día esperado que lleguen las vacaciones; el llorar y recordar una pérdida a insistir en la muerte para conseguir una herencia; una biografía escrita en pluma por una página en la Frikipedia. Vivimos en un mundo deseado por cualquier marciano, y menos mal que no se han dignado a compartir nuestra cultura, porque sería lo mismo que “entrar en un hospital acatarrado y salir con pulmonía”. Damos asco, pero estamos acostumbrados a darlo.
13 comentarios:
Lamentablemente, tienes toda la razon y por ello parafraseo:
"En la vida no se puede tener de todo, sin embargo, es necesario aspirar a ello, porque la felicidad no es una meta, sino un estilo de vida".
Federico Moccia en "Perdona si te llamo amor", pag. 63.
El problema es que se nos ha olvidado ese estilo de vida. Más bien, ya no se lleva ese estilo de vida. Ahora no vivimos para ser felices, ahora INTENTAMOS SER FELICES para poder vivir... y ¿a que precio? pues al de coger una tortícolis ya sea mirando al de al lado o bien mirando nuestro ombligo. Pero ya se sabe... "mal de otros, consuelo de tontos". Ahora, que cada cabeza, busque sus neuronas.
Estoy de acuerdo con Moccia en muchas cosas de sus libros, pero en esto me rindo.
Todos quieren un estilo de vida óptimo, pero muy pocos lo tienen.
No creo, o espero que ese último párrafo esté lleno de objetividad, pero si lo está, ya puedes empezar a forjarte ese estilo de vida. ¡Es una orden!
No se si estara o no lleno de objetividad. En cuestiones de opinion la objetividad es subjetividad compartida, es decir, la mayoria gana. Pero para ser mayoria, antes hemos de haber sido minoría y eso se hace con un mensaje claro, conciso y contundente. NO es necesario el talante aunque sí la determinación, que en lo que nos ocupa es: "(...)Me ha tocado vivir la vida y la vivo a mi manera, yo respeto a todo el mundo, aunque el mundo este de pena."
Moda. El Barrio "A duermevela".2009
Si la objetividad fuese, de alguna manera, y en una segunda acepción, subjetiva, sería una subjetividad propia de cada individuo, así que seguiría siendo más objetividad que subjetividad. A partir de ahí, lo que prima es la manera de expresar, es lo que da la información.
Y con respecto a la forma de vivir la vida, yo te pregunto: "Si hubiesen unos cánones firmes para vivir una vida, todo el mundo los seguiría o intentaría hacerlo, por lo tanto, las vidas reunirían mucho en común... ¿qué habría de interesante en vivir? No habría interés en probar cosas nuevas, motividades o metas, sería todo un monólogo típico del Show de Truman...
Realmente no hay ningun cánon acerca de como hay que vivir. Por lo menos no en democracia. Estaría bueno que lo hubiera. Pero de todas maneras, fíjate que pese a nuestro poder de decisión y de elección, todos o casi todos, perseguimos un mismo objetivo: SER FELICES.
La cuestión ahora sería definir la felicidad porque éste es un concepto súper relativo y dependiente del contexto y las circunstacias del momento. Otra vez somos subjetivos pero objetivos en el objetivo: SER FELICES.
Pero... ¿somos totalmente felices?
y si lo fueramos, ¿merecería la pena seguir viviendo? mas que nada porque, si el objetivo es ese, una vez alcanzado, ¿que sentido tiene?
Siempre he dicho que el ser humano, por naturaleza, es positivista. La razón es simple: aún sabiendo que sus días sobre la Tierra están contados, quieren vivir. El problema es que ese objetivo del que hablas, "ser felices", está acabando con el habitáculo de los que quieran "intentar ser felices" en un futuro. El egocentrismo de hoy, las ansias de vivir mejor que el semejante hoy, son y serán los mayores problemas que tenga el futuro, porque aún discrepo si la calidad de vida será un 1% de lo que es hoy, que es una mierda.
La única manera de que tenga sentido la vida es que ese intento de consecución de la felicidad, sea la meta por la cual todo individuo luche para irse completo a la muerte.
Vale, de acuerdo. Las condiciones de vida tal vez no sean tan buenas como queramos pero tampoco son tan malas. Tal vez el problema sea que somos demasiados avariciosos y pensamos más en el futuro que en el propio presente. "Dejar para mañana lo que se puede ser hoy" es uno de los lemas que más nos definen. Con la felicidad pasa lo mismo y mira que es TRISTE: Intentamos ser felices mañana para poder morirnos a gusto pasado mirando la tristeza del ayer. Si no disfrutamos de esa vida tan trabajada y tan cultivada, ¿dónde está el premio al sacrificio?
Pocas son las personas que miran la felicidad más allá del presente. Incluso estando al lado de una persona, a la que quieres y aprecias, siempre tienes en la mente la posibilidad de que esa felicidad puede que sea provisional. Aparte de avariciosos somos desconfiados, sensibles y reencorosos por naturaleza.
Esa manzana que mordió Eva en su momento; o los gases que emanaron de esa bola gigante "Bing Bang"; o el primer mono que empezó a dar luces de hombre; todas esas acepciones de vida han venido arrastrando los atributos antes nombrados.
La felicidad es un invento para el presente, se quiera o no, que ya sabemos que "hoy puedes ser feliz en abundancia, y que mañana te levanten con el cuerpo frío de la cama". Dicen que de un día a otro pueden pasar muchas cosas. Esa expresión abarca TODO.
Entonces, si sabemos que de un día a otro pueden pasar muchas cosas, es decir TODO, ¿por qué nos emepeñamos en hacernos daño con tanto odio, rencor y desconfianza? ¿no será que ese odio, ese rencor y esa desconfianza que, como tú bien dices, heredamos de nuestros ancestros más primitivos, sean el punto recíproco y compelemtario de nuestra felicidad? Dicho esto, añado: LA FELICIDAD NO SE LOGRA HASTA QUE NO SE ES INFELIZ. Los conceptos BIPOLARES, no hay que buscarlos en el absolutismo sino en el relativo del tiempo y espacio, de la existencia y la experiencia, en lo más hondo de cada uno.
La pregunta sigue abierta y me temo que volveremos a una explicación taxonómica sobre uno de los mayores dilemas de la existencia humana. Al respecto, creo que nos empeñamos en ser crueles porque así queda más patente cuál es nuestra debilidad: LA BONDAD.
No, no hay que olvidar que el fin es ser feliz, sea cual sea la persona. Ahora bien, cada cual tendrá su modo de adquirir la felicidad.
Unos ven en la felicidad hacer feliz al semejante.
Otros toman el concepto como un afán de posesión extrema de momentos, uno tras otro, que le aporten seguridad para acabar el día.
Otros incluso con ir a una Estación de Metro, hacer lo que estipula el guión, planificar todo según los anteriores planes de un lider, colocar varias C-4, y hacer volar un cúmulo social para dejar patente, en forma de felicidad, que la venganza de religión está a la orden del día.
Otros simplemente son felices con vivir cada día.
Con esto quiero decir que cada uno toma el camino que voluntariamente le aporta armonía a su vida, y a eso lo llaman felicidad. Pecar o no del elemento de la "bondad" es algo relativo. Las circunstancias cambiantes de la sociedad, el desarrollo mental, mil y una adversidades del mundo pueden ir haciéndonos ver que esos valores se han perdido, basta con echar la vista atrás. Lo que hay hoy en ese sentido es un quebrantamiento cada vez mayor de la buena fe, y como he dicho muchas veces en este blog, será algo con lo que conviviremos hasta el fin de nuestros días, hasta que sea también el fin de los mismos días.
Estoy totalmente de acuerdo con todo lo aportado en tu entrada, salvo en una cosa:
"Lo que hay hoy en ese sentido es un quebrantamiento cada vez mayor de la buena fe, y como he dicho muchas veces en este blog, será algo con lo que conviviremos hasta el fin de nuestros días, hasta que sea también el fin de los mismos días".
Con esas actitudes nunca podremos avanzar ya que si dejamos que el mundo transcurra sin hacer nada para cambiarlo vamos a durar menos que un caramelo a la puerta de un colegio. Si cada vez hay menos bondad y mas quebrantamiento a la paz humana, ¿no será mejor que empecemos desde ya a intentar mejorar? Es que sino, seamos o no felices, nuestra vida y, por ende, nuestra existencia se limita a ser un mero expectador de lo que otros hacen o quieren hacer. Y, sinceramente, creo que la evolucion humana nos ha dado un cerebro muy grande para poder actuar y prevenir.
Se que me he desviado del tema pero tampoco puedo dejar pasar ese sentimiento derrotista y pasota.
Vale, puede que no estés de acuerdo con eso que digo, pero una cosa, yo pienso igual que lo que has escrito posteriormente. Soy persona con afán de superación, y si hago algo bien hoy, aún no siendo del todo perfeccionista, el mañana lo tomo como posibilidad de mejorarlo.
Ahora bien, si dices que esa "evolución" nos ha dado un cerebro muy grande... ¿cuánto tiempo más hará falta para empezar a utilizarlo? ¿Has dado marcha atrás a tu vista y te has percatado de que lo que ha inventado el hombre por su desarrollo de inteligencia es siempre pensando en el beneficio propio? ¿Porqué la evolución de nuestro cerebro está haciendo que cada día que pase nos preguntemos una y otra vez cuánto más durará el mundo? ¿Porqué, aunque no lo critico, me tachan de pesimista cuando lo que realmente soy es realista?
No soy ni derrotista ni pasota, simplemente hablo con vergüenza ajena. Digamos que lo que yo escribo es la cruda realidad, y lo que has escrito tú es un sueño. No te critico, repito, pero pienso que el mundo del "ser" y el mundo del "deber ser" aquí se ve muy claramente.
Sin duda alguna, tienes toda la razón. Y la respuesta es sencilla: "Quién inventó la ley, inventó la trampa". La evolución nos dió un cerebro muy grande que, sin dudarlo, hemos usado en provecho de la humanidad: hemos mejorado la sanidad, la canalización del agua, hemos creado máquinas que nos ayudan en nuestro trabajo e incluso que nos ayudan a vivir. NO obstante, la vida es una moneda y, por tanto, tiene dos caras, una buena y otra no tanto. Y, lamentablemente, nada es gratis y todo ese desarrollo, avance y evolución tiene un precio: LA TIRANÍA, la contaminación, la destrucción...
Con esto no quiero quitarte para nada la razón, ni tampoco quiero tirar por tierra tus argumentos, tan sólo quiero mostrarte otro punto de vista. Que bien me gustaría no tener.
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