Esta es una historia que merece escribir, hacerlo con el sonido inexistente del mar en calma en donde nací e inspirarme en un terreno rocoso que provoca grietas de sangre a cada paso que doy. Un agujero en el cerebro propiciado por la impaciencia de mis actos y una habitación a oscuras a pesar de la luminosidad que entra por la ventana y se posa en mi personalidad.
Música contaminada de bienvenidas en el reproductor del ambiente, un sinfín de intenciones que se rompen al estamparse con el paisaje de mis ojos. Y no es no querer ver, pues todo ciego muere por hacerlo; y no es no querer avanzar, pues mi cuerpo, aún sin piernas, podría caminar; y tampoco es no querer gritar y ser oído, pues el silencio de mis palabras, no por ser poco audibles pecan de audaces.
"Érase una vez un cuento que acabó y nunca empezó",
los recuerdos de una realidad y el miedo a no saber apreciar
hicieron trizas un Best Seller de alguien protagonista y disfraz.
Y entre notas escritas a mano y poco tiempo para más,
se abrió paso una crítica vacía y sin ganas de plagiar.
No hubo opción a la duda, pensar se hizo mortal,
apareció una cara en el silencio, abrió la boca y empezó a hablar.
Aquel rinconcito de ayer, donde hacía sol, ahora ve llover,
ríos de agua salada y un papel que no quiere absorver.
Ocho y media de la mañana, rutina sin ganas de afrontar,
Dos y media de la tarde, turno para sesiones de sinceridad.
Un instante y algo más no es suficiente para avanzar,
duelo de estaciones, mil y una excusas en hojas caerán.
Si llega el fin del verano me quito la ropa sin meditar,
con el otoño visto mi cuerpo y me acuesto a esperar.
Apenas recuerdo que decir mentiras era una especialidad
ahora cuando soy destinatario no se me escapa una, jamás.
"Juegos de cama" para atajar lo helado de no hacer nada,
una partida al ajedrez por no querer jugar a las damas.
Paciencia sensata, compasiva, expectante y por rachas,
impaciencia dolorosa y con muestras de salir victoriosa.
Aún por mis letras pensarás que rebozo en sensibilidad
pero yo lo tomo más como una decisión entre perder y ganar.
Hoy te acercas a la meta y no la quieres soltar,
mañana tus costumbres te dejan en la cola de la soledad.
Ya no importa si bajo los brazos en señal de impotencia,
con unas simples expresiones me puedo volver a levantar.
Supe ser ingrediente de un relato considerado manjar
mis años y experiencia dicen que aún me queda por probar.
Y paseos y paseos por calles empapadas de intencionalidad
viento frío entre los edificios y una mirada espía por detrás.
Entre anticiclones y tormentas pongo mi mente a cubierta
recibo ofertas y las rechazo porque mi elección es perfecta.
Fin de pergaminos de contenido extraño, de fácil lectura
entender o no lo que se relata, indicios o no de una sonrisa.
Calendario en la recámara y una luz encendida al alba
posturas de un noctámbulo que observa y no dice nada.
Alimento tu estómago mientras exista producto en la despensa
aunque todos sabemos que la calidad siempre se demanda.
En este instante, seré lo que la vida me deje pasar
sumando algunos momentos, restando otros a lo sumado.
Virtudes frente al espejo y soportes de anormalidad,
palabras que no tienen dueño hacen eco más y más.
Y no seré yo quien acabe un cuento sin final,
pues no está en mi mano, sólo puedo ser cómplice de felicidad.
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